Soñé mi Génesis
Soñé mi Génesis en sudores de sueño, irrumpía
a través de la valva giratoria, fuerte
como un músculo motor en el taladro surgía
de la visión y de los nervios espesos como vigas.
Desde los miembros a la medida del gusano, se soltaba
de la carne estriada. Desfilaba
por todas las cadenas de la hierba, metal
de soles en la noche que derrite al hombre.
Heredero de las venas quemantes, guardianes de la
/gota de amor,
preciosa criatura en mis huesos
yo rondé velozmente el globo que heredara, travesía
por hombre ataviado de noche.
Soñé mi génesis y morí otra vez, granada
prisionera del corazón en marcha, agujero
en la herida hilvanada y en el viento grumoso, muerte
embozada en los labios que comían el gas.
Puntual en mi muerte segunda señalé las colinas, las
/cosechas
de cicuta y las matas, mi sangre
enmohecida sobre los calmos muertos, forzaba
mi segunda batalla desde el pasto.
Y el poder contagió mi nacimiento, el segundo
elevarse del esqueleto
y el volver a vestir el fantasma desnudo. La humanidad
escupida desde una pena vuelta a padecer.
Soñé mi génesis en sudores de muerte
caída por dos veces en el nutricio mar,
vástago rancio de las saladas lágrimas de Adán. Visión
de nueva fuerza humana. Busco al sol.
Aquí en esta Primavera
Aquí en esta primavera, flotan estrellas en el vacío;
aquí en este invierno ornamental
se abaten las atmósferas desnudas;
este verano entierra a un pájaro de primavera.
Los símbolos se elijen desde la lenta ronda de los años
por las costas de cuatro estaciones,
los fuegos de tres estaciones y los cantos de cuatro pájaros
son los maestros del otoño.
Del verano, tendría yo que relatar los árboles, la oruga
apenas relatar las tormentas del invierno
o el funeral del sol;
aprendería del cucú la primavera
y la babosa me enseñaría la destrucción.
Una oruga contaría el verano mejor que los relojes,
la babosa es un calendario vivo de los días;
¿qué me contaría si un insecto sin tiempo
dijera que el mundo se consume?
la noche que va cayendo para siempre es una estrella
conocida y un país frente a la muchedumbre
de durmientes cuyas lenguas yo pulso
para enlutar su diluviante luz
por los suelos y el mar
y hemos llegado
a saber todos
los lugares
caminos
laberintos
p a s a j e s
comarcas y sepulcros
de la caída sin final
a h o r a l á z a r o c o m ú n
de las plegarias que trazan los durmientes
nunca te despiertes y te eches a andar
porque el país de la muerte es la medida del corazón
Dylan Marlais Thomas (Swansea, Gales, 27 de octubre de 1914- Nueva York, 9 de noviembre de 1953, poeta, escritor y dramaturgo galés.
Versiones de Elizabeth Azcona Cranwell
Fuente: Dylan Thomas, Poemas Completos, Ed Corregidor, 2012
Casesta en lago de Dylan Thomas
I dreamed my genesis in sweat of sleep, breaking
Through the rotating shell, strong
As motor muscle on the drill, driving
Through vision and the girdered nerve.
From limbs that had the measure of the worm, shuffled
Off from the creasing flesh, filed
Through all the irons in the grass, metal
Of suns in the man-melting night.
Heir to the scalding veins that hold love's drop, costly
A creature in my bones I
Rounded my globe of heritage, journey
In bottom gear through night-geared man.
I dreamed my genesis and died again, shrapnel
Rammed in the marching heart, hole
In the stitched wound and clotted wind, muzzled
Death on the mouth that ate the gas.
Sharp in my second death I marked the hills, harvest
Of hemlock and the blades, rust
My blood upon the tempered dead, forcing
My second struggling from the grass.
And power was contagious in my birth, second
Rise of the skeleton and
Rerobing of the naked ghost. Manhood
Spat up from the resuffered pain.
I dreamed my genesis in sweat of death, fallen
Twice in the feeding sea, grown
Stale of Adam's brine until, vision
Of new man strength, I seek the sun.
Here in this Spring
Here in this spring, stars float along the void;
here in this ornamental winter
down pelts the naked weather;
this summer buries a spring bird.
Symbols are selected from the years'
slow rounding of four seasons' coasts,
in autumn teach three seasons' fires
and four birds' notes.
I should tell summer from the trees, the worms
tell, if at all, the winter's storms
or the funeral of the sun;
I should learn spring by the cuckooing,
and the slug should teach me destruction.
A worm tells summer better than the clock,
the slug's a living calendar of days;
what shall I tell me if a tiny insect
says the world wears away?
Forever falling night is a known
star and country to the legion
of sleepers whose tongues I toll
t o m o u r n h i s d e l u g i n g
light through sea and soil
and we have come
to know all
p l a c e s
ways
m a z e s
p a s s a g e s
quarters and graves
o f t h e e n d l e s s f a l l.
N o w c o m m o n l a z a r u s
of the charting sleepers prays
never to awake and arise
for the country of death is the heart's size