Se acerca el fin de nuestro año y podemos repasar cómo los celtas percibían el tiempo. Como en otras culturas precristianas se trata de un tiempo no lineal, sino circular, pero, ¿qué significa esto?
El tiempo circular es aquel que siempre regresa, que se regenera año tras año, y en el que se intenta recrear una edad mítica "al principio de todo", en el que vivieron los dioses, los héroes o los primeros ancestros. Así, en el Libro de las Invasiones de Irlanda, se nos habla de ese tiempo en el que llegaron a Irlanda los Pueblos de la diosa Danu (los Túatha de Dannan), donde los distintos dioses y héroes protagonizan las historias que forman parte del ciclo mitológico.
El tiempo de los celtas cobra sentido mediante el ritual, que les transporta de alguna forma a esa edad dorada, sacraliza el tiempo, lo hace real y, de alguna forma, también inmortal. El tiempo ajeno al ritual forma parte de un devenir sin sentido, sin importancia, sujeto a las miserias de la vida mortal. Por eso es tan importante imitar y recordar con el ritual las grandes acciones narradas en los poemas épicos: la fundación de un lugar, el gran combate, la seducción de una mujer importante… Son acciones con sentido, diferentes de la rutina habitual, que reflejan aquella edad mítica.
El tiempo de los celtas transcurre en consonancia con los ritmos agrícolas y ganaderos (la celta es una sociedad donde el ganado tiene enorme importancia. La primavera se denomina "lactancia", pues es cuando los terneros están lactando). El año se divide en dos mitades o "samonios" y de esta palabra protocéltica surge el nombre de Samain (actual Halloween), que marca el fin de año. Es durante Samain que el tiempo se regenera, se asiste a la disolución de fronteras entre vivos y muertos y se retorna al caos. Un caos necesario para que el mundo pueda crearse de nuevo y el tiempo se regenere.
La primera mitad tiene lugar de noviembre a mayo (Beltine o "primera mitad") y es cuando los ancestros, bajo tierra, disfrutan el verano, mientras los vivos sufren el invierno. Así, también los ancestros disfrutan primero de la luz del día: las jornadas celtas siempre comienzan con la caída de la noche.
Fuente: Mitología y Cultura Celta
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