En silencio se cosechan los duraznos
antes de que se vuelvan
alimento de los pájaros.
Los hombres, morenos por el sol,
beduinos en la bardas del Limay,
van llenando las bolsas
cruzadas en el pecho,
llenan y descargan en los
cajones de madera.
El verano es sólo
para los que nadan en el río.
Aquí, los cuerpos parecen
devorarse el calor, la sed y los mosquitos.
A un lado y a otro
hasta que el sol
empieza a caer
y enfilan para el bajo.
...................................................................
A veces sólo se trata de comprimir
la eternidad en un acto
como cuando la estrella de nieve
deja su agua clara
sobre una piedra de basalto,
sobre lo que fuera un volcán en erupción
o una llama
y su misión es única: diluir la esencia,
para calmar la sed de otro.
de La chacra al cielo, inéditos
Unos más de Un jardín en medio de la nieve (Alción 2017)
témpano
de un cristal mínimo
podrías ser
si quisieras
pero sos
luz mineral
que eriza la pérdida
y borra los contornos
de la piedra fundamental
donde me paro
que toma la medida
del acantilado
para reinventarse en mi ojo
y reforzar el apego
Persisto:
escribo lo real
desde lo ficticio
para asegurar
la eternidad
de un reino de espuma
preferiría
que estos dos hemisferios
se declararan la guerra y se ahogaran
en la grieta
que han cavado
y no esta imagen
de la rama dorada oscilando
sobre la reja
-espejo de los días-
esta repetición de un eco
erguido
en el agua más ausente
en un lugar anterior
que se quedó
sin nadie
te guardo
de la nieve
ángel que ronda
a su bendecido.
de Un jardín en medio de la nieve, Alción, 2017
Mi palabra/ derivada hacia vos
pareciera ser
sólo una noción inventada
de un reflejo boreal
Quiero retroceder
con el ángel
del azul
mucho más lejano
hacia la imagen
hasta alcanzar la palabra
que haga centro
-grava de un mineral esencial-
de tu corazón cirílico
beber del grial
y oscilar leve
Tu hogar
no es tu hogar
es un fiordo imposible
unido a la tierra
de los que nunca
fueron bendecidos
Más y más frío
atado a tus talones
ya ni gritás
te aburrís
desbordando nieve
Alguien debería aliviar
esta repetición de tu forma
este saqueo sobre la tierra
cuarteada
Alguien debería
dejar de nombrar
las distintas formas
del hielo
Si miraras desde aquí
viniendo de ninguna parte
quizá te encontrarías
con el ángel que encendimos
con la estrella ártica/izada en el desierto
Herbario
dejar constancia
del pétalo
la hoja, la raíz o la semilla
de la cura y el alivio
como una joya prendida
al papel
o quizá un ángel
que le abre el ojo
a las estrellas.
Mujeres
Conozco a las mujeres
que arden en
las fisuras de
los campos índigo
figuritas de arcilla
de un hogar
que se ha adueñado
de sus almas
pueden verse
desde lejos
a sí mismas
flamear luminosas
adornar
con su humo
los rincones
dejarse atrás
cerrar los ojos
olvidar su nombre
También conozco
a las mujeres
que dan pasos largos
conocen el punto
en el que se extingue
la luz de junio
a las que juntan manzanilla
y menta
cuelgan los ramos hacia abajo
conocen la sucesión de
los instantes
y alisan el aire con las manos.
Algunos de Mar de luna, próximo a publicarse:
La Chacra en Confluencia
La casa rodeada
por el camino de piedras,
piedras que chasqueaban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
toda la chacra era un jardín,
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola- partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo lejano.
.............................................................................................
Noviembre
Límite de un sonido al disiparse.
Esto marca el latido de noviembre,
su hora de calor: el pajonal brillante,
el vértigo de la tierra seca. La vida
alrededor que se deshace tantas veces
como se rearma.
El antagonismo entre sonido y silencio
que se expande hasta anularse.
................................................................................
Para Ana Bercovich
Todas las veces
que la tundra irrumpe
en tu ojo
su voz desgarradora
rebautizando las llanuras
de este otro país
mucho más lejano
se adueña de vos
la imagen de un padre
ya borrosa
que se sienta a tu lado
y consume el aire seco de la pampa
te deja sola
en medio de un insomnio de palabras guturales
de púas y de ghetto
pueden ser tus manos
sus líneas, ahora
o cómo suena acá tu nombre
cómo pertenecer
cuando todo es tan ajeno.
.....................................................................................................
No escaso
no distante
es este minuto
en que renacés
observando el mundo
nada es lo que parece
y todos lo que parece ser
es otra cosa
Entendés entonces
que los misterios
pertenecen a las regiones
que el ojo no ve.
......................................................................
La luz sesgada ilumina
los bordes del charco
son plateados esos destellos de agua y barro
que parecen tocar el cielo.
Desde el centro,
una resistencia negra
arrastra toda la oscuridad del agua estancada.
Al anochecer
lo recluído del alma
se adueña lentamente de todo.
...................................................................................
Aprendí a desconfiar
antes de que se vuelvan
alimento de los pájaros.
Los hombres, morenos por el sol,
beduinos en la bardas del Limay,
van llenando las bolsas
cruzadas en el pecho,
llenan y descargan en los
cajones de madera.
El verano es sólo
para los que nadan en el río.
Aquí, los cuerpos parecen
devorarse el calor, la sed y los mosquitos.
A un lado y a otro
hasta que el sol
empieza a caer
y enfilan para el bajo.
...................................................................
A veces sólo se trata de comprimir
la eternidad en un acto
como cuando la estrella de nieve
deja su agua clara
sobre una piedra de basalto,
sobre lo que fuera un volcán en erupción
o una llama
y su misión es única: diluir la esencia,
para calmar la sed de otro.
de La chacra al cielo, inéditos
Unos más de Un jardín en medio de la nieve (Alción 2017)
témpano
de un cristal mínimo
podrías ser
si quisieras
pero sos
luz mineral
que eriza la pérdida
y borra los contornos
de la piedra fundamental
donde me paro
que toma la medida
del acantilado
para reinventarse en mi ojo
y reforzar el apego
Persisto:
escribo lo real
desde lo ficticio
para asegurar
la eternidad
de un reino de espuma
preferiría
que estos dos hemisferios
se declararan la guerra y se ahogaran
en la grieta
que han cavado
y no esta imagen
de la rama dorada oscilando
sobre la reja
-espejo de los días-
esta repetición de un eco
erguido
en el agua más ausente
en un lugar anterior
que se quedó
sin nadie
te guardo
de la nieve
ángel que ronda
a su bendecido.
de Un jardín en medio de la nieve, Alción, 2017
Mi palabra/ derivada hacia vos
pareciera ser
sólo una noción inventada
de un reflejo boreal
Quiero retroceder
con el ángel
del azul
mucho más lejano
hacia la imagen
hasta alcanzar la palabra
que haga centro
-grava de un mineral esencial-
de tu corazón cirílico
beber del grial
y oscilar leve
Tu hogar
no es tu hogar
es un fiordo imposible
unido a la tierra
de los que nunca
fueron bendecidos
Más y más frío
atado a tus talones
ya ni gritás
te aburrís
desbordando nieve
Alguien debería aliviar
esta repetición de tu forma
este saqueo sobre la tierra
cuarteada
Alguien debería
dejar de nombrar
las distintas formas
del hielo
Si miraras desde aquí
viniendo de ninguna parte
quizá te encontrarías
con el ángel que encendimos
con la estrella ártica/izada en el desierto
Herbario
dejar constancia
del pétalo
la hoja, la raíz o la semilla
de la cura y el alivio
como una joya prendida
al papel
o quizá un ángel
que le abre el ojo
a las estrellas.
Mujeres
Conozco a las mujeres
que arden en
las fisuras de
los campos índigo
figuritas de arcilla
de un hogar
que se ha adueñado
de sus almas
pueden verse
desde lejos
a sí mismas
flamear luminosas
adornar
con su humo
los rincones
dejarse atrás
cerrar los ojos
olvidar su nombre
También conozco
a las mujeres
que dan pasos largos
conocen el punto
en el que se extingue
la luz de junio
a las que juntan manzanilla
y menta
cuelgan los ramos hacia abajo
conocen la sucesión de
los instantes
y alisan el aire con las manos.
Algunos de Mar de luna, próximo a publicarse:
Remolinos de
partículas girando hasta desvanecerse en la mirada que se atreve. Mirar es
adorar la belleza y someterse. Volver a mirar es legitimar el sentimiento.
Pozos
de eterna calma. Lo extraño fortalece la unión de los espacios y juntos son
como peces de colores que pintan una escena.
Enigmáticos
movimientos alternando densidades de arena y aire. Enlazan puntos remotísimos
de luz, y en su centro, núcleos de la más absoluta oscuridad, como texturas de
las condensaciones del alma.
La Chacra en Confluencia
La casa rodeada
por el camino de piedras,
piedras que chasqueaban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
toda la chacra era un jardín,
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola- partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo lejano.
.............................................................................................
Noviembre
Límite de un sonido al disiparse.
Esto marca el latido de noviembre,
su hora de calor: el pajonal brillante,
el vértigo de la tierra seca. La vida
alrededor que se deshace tantas veces
como se rearma.
El antagonismo entre sonido y silencio
que se expande hasta anularse.
................................................................................
Para Ana Bercovich
Todas las veces
que la tundra irrumpe
en tu ojo
su voz desgarradora
rebautizando las llanuras
de este otro país
mucho más lejano
se adueña de vos
la imagen de un padre
ya borrosa
que se sienta a tu lado
y consume el aire seco de la pampa
te deja sola
en medio de un insomnio de palabras guturales
de púas y de ghetto
pueden ser tus manos
sus líneas, ahora
o cómo suena acá tu nombre
cómo pertenecer
cuando todo es tan ajeno.
.....................................................................................................
No escaso
no distante
es este minuto
en que renacés
observando el mundo
nada es lo que parece
y todos lo que parece ser
es otra cosa
Entendés entonces
que los misterios
pertenecen a las regiones
que el ojo no ve.
......................................................................
La luz sesgada ilumina
los bordes del charco
son plateados esos destellos de agua y barro
que parecen tocar el cielo.
Desde el centro,
una resistencia negra
arrastra toda la oscuridad del agua estancada.
Al anochecer
lo recluído del alma
se adueña lentamente de todo.
...................................................................................
Aprendí a desconfiar
de lo abundante
del azúcar que estalla
en los bordes
y se desgrana en nubes
hay algo extraño
en lo inmenso
algo tristemente vacío
que cede.
....................................................................................
Filtrado en tu haz incomprensible
Me pregunto:
¿tendrás hijos de la luz o de la sombra?
¿te sostendrá el destierro? / ¿la
ausencia?
¿aprenderás a dar? / ¿una palabra?
No temas,
no me fue otorgado
el don de ser valiente:
enlazo palabras
y
evito pronunciarlas.
.............................................................................
Salvo el hecho
que la luz
ha crecido hasta mí, hasta vos
que ahondamos
en el haz para partir su trayectoria
y pulir el tornasol
de lo real
salvo eso,
tan milagro como el día
intensa matríz de lo posible
sabemos,
que no se puede simplificar
el mundo
para que quepa
entero
en nuestro ojo.
...............................................................................
Me
traés hasta el borde
de
una lava lila que me abre
en
dos mitades
Mirás
con asombro
la
tersura de los órganos
el
vértigo de la sangre
la
suavidad que te es ajena.
Me
tocás
con
el frío incrustado en tus dedos
para
dejar las marcas
que
dividirán mi cuerpo.
Pero
vos sólo querías probar suerte,
medirte.
............................................................................
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