sábado, 7 de diciembre de 2019

Seis poemas de Robert Burns


    


Leyendo a Robert Burns acompañada por los maravillosos sonidos del laúd del músico Renée Brignole el sábado 30 de noviembre 2019, festejando San Andrés




Saludo final con las bandas Druidas y Paddy's Bay Celtic Band Pipe 





Por los viejos tiempos

¿Deberíamos olvidar a un amigo
Y nunca  recordarlo?

¿Deberíamos olvidar a un amigo
Y a los viejos tiempos compartidos?

Por los viejos tiempos compartidos, mis queridos
Por los viejos tiempos
Tomaremos una cordial copa
Por los viejos tiempos compartidos

Y seguro tendrás tu copa llena
Y yo seguro tendré la mía
Y tomaremos otra cordial copa
Por los viejos tiempos compartidos
Por los compañeros

Hemos corrido las laderas
Y recogido las hermosas margaritas
Pero hemos andado mucho hasta cansarnos
Por los viejos tiempos compartidos
Por los compañeros

Los dos hemos remado bajo el sol
De la mañana hasta la noche
Pero anchos mares entre nosotros han rugido
Desde los viejos tiempos compartidos
Por los compañeros

¡Y  aquí hay una mano, mi fiel amigo!
¡Y  dame tu mano!
Y tomemos un buen trago
Por los viejos tiempos compartidos
Por los compañeros







 Ana, tus encantos


Ana, tus encantos encienden mi pecho
Y pierden a mi cautelosa alma.
Pero, ¡ah! ¡qué inútil admirar,
Cuando se está destinado a sufrir!

No obstante, en tu presencia adorable
La esperanza debe ser perdonada
Sería impiadoso desesperar tanto
Ante una visión del cielo.








   Una roja, roja rosa

Oh, mi amor como una roja, roja rosa
Que ha brotado en junio
Oh, mi amor como la melodía
Que es dulcemente interpretada.


Hermosa como tu, mi amor
Tan profundamente enamorado estoy
Y te amaré aún, querida
Hasta que los mares se sequen.

Hasta que los mares se sequen
Y las rocas se fundan con el sol
Y te amaré aún querida
Mientras se muevan las arenas de la vida.

¡ Y adiós mi único amor!
Y adiós sin tiempo
Volveré, mi amor
Aunque mil millas nos separen.




















    Las orillas de O’Doon

Las orillas y laderas del bello  O’Doon
¿ cómo pueden florecer tan frescas y hermosas?
¿ cómo pueden cantar, pequeños pájaros?
Yo canto cansado,  pero con amor.
Me romperás el corazón, tú, pájaro jaspeado
Que jugueteas en las espinas que asoman
Me recuerdas los tiempos alegres
Que se fueron y no volverán.

Después de haber recorrido el bello O’Doon
Para ver a la rosa y la madreselva entrelazadas
Y a cada pájaro cantando a su amor
Le canté así al mío,
Con el corazón ligero tomé una rosa
Dulcemente, del  espinoso árbol
Pero mi falsa amante robó mi rosa
Y ¡ay! me dejó la espina.







  El castillo Gordon

Arroyos que se deslizan por planicies orientales
Nunca cercados por las cadenas del invierno;
Deslizándose aquí  por las arenas doradas,
Allí mezclados con las manchas más repugnantes
De las manos amoratadas por la Tiranía;
Éstas, sus ricas y destellantes olas,
Dejo a los tiranos y a sus esclavos,
Dénme el arroyo que dulcemente baña
Los bancos del castillo Gordon.

Bosques perfumados, siempre grises
sombreados  por los rayos ardientes
Desafortunados, desdichados vendidos para hacer el trabajo duro;
Ante el inflexible lugareño,
Doblegados por la matanza, la sangre y el botín:
Bosques que siempre ondearon frondosos,
Dejo al tirano y al esclavo;
Que me den la arboleda que desafía idealista
A las tormentas del castillo Gordon.


Salvaje aquí, incontrolable,
La naturaleza reina y rige todo;
De esa forma sobria y serena,
Sincera  con el alma,
Ella planta el bosque, derrama la inundación:
Sobre el pobre día de la vida cavilaré en delirio
Y encontraré en la noche una cueva para refugiarme
Donde las aguas corran y los bosques se agiten
Junto al hermoso castillo Gordon.





  La inconstancia del amor

No permitas nunca que una mujer se queje
Por la inconstancia del amor,
No dejes nunca que una mujer se queje.
Un hombre cambiante es apto para andar;
Miren el alcance de la Naturaleza alrededor,
La poderosa ley de la Naturaleza es el cambio,
Damas, no sería extraño entonces
¡Que el hombre un monstruo pueda resultar!

Noten los vientos, y noten los cielos,
del océano la bajante y la crecida
El sol y la luna que se ponen para elevarse
Van y vienen las estaciones.
¿Por qué entonces pedirle al hombre tonto
Que se oponga al gran plan de la Naturaleza?
Seremos constantes mientras podamos-
No podemos ser más de lo que somos.



 Robert Burns, 1759-1796, Escocia.
Versiones: Marina Kohon

Fuente: robertburns.org


Auld Lang Syne


Should auld acquaintance be forgot,
And never brought to mind?
Should auld acquaintance be forgot,
And auld lang syne!

Chorus.-For auld lang syne, my dear,
For auld lang syne.
We'll tak a cup o' kindness yet,
For auld lang syne.

And surely ye'll be your pint stowp!
And surely I'll be mine!
And we'll tak a cup o'kindness yet,
For auld lang syne.
For auld, &c.

We twa hae run about the braes,
And pou'd the gowans fine;
But we've wander'd mony a weary fit,
Sin' auld lang syne.
For auld, &c.

We twa hae paidl'd in the burn,
Frae morning sun till dine;
But seas between us braid hae roar'd
Sin' auld lang syne.
For auld, &c.

And there's a hand, my trusty fere!
And gie's a hand o' thine!
And we'll tak a right gude-willie waught,
For auld lang syne.
For auld, &c.






Anna, Thy Charms

1788


Anna, thy charms my bosom fire,
And waste my soul with care;
But ah! how bootless to admire,
When fated to despair!

Yet in thy presence, lovely Fair,
To hope may be forgiven;
For sure 'twere impious to despair
So much in sight of heaven.





A Red, Red Rose

1794

O my Luve's like a red, red rose,
That's newly sprung in June:
O my Luve's like the melodie,
That's sweetly play'd in tune.

As fair art thou, my bonie lass,
So deep in luve am I;
And I will luve thee still, my dear,
Till a' the seas gang dry.

Till a' the seas gang dry, my dear,
And the rocks melt wi' the sun;
And I will luve thee still, my dear,
While the sands o' life shall run.

And fare-thee-weel, my only Luve!
And fare-thee-weel, a while!
And I will come again, my Luve,
Tho' 'twere ten thousand mile!




The Banks O' Doon
Third Version
1791


Ye banks and braes o' bonie Doon,
How can ye bloom sae fresh and fair?
How can ye chant, ye little birds,
And I sae weary fu' o' care!
Thou'll break my heart, thou warbling bird,
That wantons thro' the flowering thorn:
Thou minds me o' departed joys,
Departed never to return.

Aft hae I rov'd by Bonie Doon,
To see the rose and woodbine twine:
And ilka bird sang o' its Luve,
And fondly sae did I o' mine;
Wi' lightsome heart I pu'd a rose,
Fu' sweet upon its thorny tree!
And may fause Luver staw my rose,
But ah! he left the thorn wi' me.



Castle Gordon

1787


Streams that glide in orient plains,
Never bound by Winter's chains;
Glowing here on golden sands,
There immix'd with foulest stains
From Tyranny's empurpled hands;
These, their richly gleaming waves,
I leave to tyrants and their slaves;
Give me the stream that sweetly laves
The banks by Castle Gordon.

Spicy forests, ever gray,
Shading from the burning ray
Hapless wretches sold to toil;
Or the ruthless native's way,
Bent on slaughter, blood, and spoil:
Woods that ever verdant wave,
I leave the tyrant and the slave;
Give me the groves that lofty brave
The storms by Castle Gordon.

Wildly here, without control,
Nature reigns and rules the whole;
In that sober pensive mood,
Dearest to the feeling soul,
She plants the forest, pours the flood:
Life's poor day I'll musing rave
And find at night a sheltering cave,
Where waters flow and wild woods wave,
By bonie Castle Gordon.





Inconstancy In Love

1794


Let not Woman e'er complain
Of inconstancy in love;
Let not Woman e'er complain
Fickle Man is apt to rove:
Look abroad thro' Nature's range,
Nature's mighty Law is change,
Ladies, would it not seem strange
Man should then a monster prove!

Mark the winds, and mark the skies,
Ocean's ebb, and ocean's flow,
Sun and moon but set to rise,
Round and round the seasons go.
Why then ask of silly Man
To oppose great Nature's plan?
We'll be constant while we can-
You can be no more, you know.



sábado, 30 de noviembre de 2019

Paddy's Bay Celtic Pipe Band y Grupo Druidas en Bahía Blanca






Esta noche estaré acompañando a las bandas Paddy's Bay Celtic Pipe y Grupo Duidas de música celta
con traducciones del gran bardo escocés Robert Burns. Me acompañará con los hermosos sonidos del laúd el músico Renée Brignole.

Un adelanto:




La inconstancia del amor


No permitas nunca que una mujer se queje
Por la inconstancia del amor,
No dejes nunca que una mujer se queje.
Un hombre cambiante es apto para andar;
Miren el alcance de la Naturaleza alrededor,
La poderosa ley de la Naturaleza es el cambio,
Damas, no sería extraño entonces
¡Que el hombre un monstruo pueda resultar!

Noten los vientos, y noten los cielos,
del océano la bajante y la crecida
El sol y la luna que se ponen para elevarse
Van y vienen las estaciones.
¿Por qué entonces pedirle al hombre tonto
Que se oponga al gran plan de la Naturaleza?
Seremos constantes mientras podamos-
No podemos ser más de lo que somos.


 Robert Burns, 1794, Alloway, Escocia.
 Versión: Marina Kohon



Let not Woman e'er complain
Of inconstancy in love;
Let not Woman e'er complain
Fickle Man is apt to rove:
Look abroad thro' Nature's range,
Nature's mighty Law is change,
Ladies, would it not seem strange
Man should then a monster prove!

Mark the winds, and mark the skies,
Ocean's ebb, and ocean's flow,
Sun and moon but set to rise,
Round and round the seasons go.
Why then ask of silly Man
To oppose great Nature's plan?
We'll be constant while we can-
You can be no more, you know.



jueves, 29 de agosto de 2019

Jessica Traynor: Cartas desde el monte Fuji







Cartas desde el monte Fuji


Desde la cima del monte Fujiyama te mando cartas,
escritas en hojas cuadradas, luego dobladas

en muchas formas diferentes,  como en un copo de nieve.
Las lanzo al aire de golpe, las miro caer al mundo.

Abro una. En ella hay una foto de tu niñez.
La podés mirar, pero se derrite en tu mano

como la pregunta que te hago, atrapada en una brisa,
y tu respuesta, que se la lleva el río hasta el mar profundo.

A pesar de esta nieve constante, devoradora de años,
siempre te enviaré cartas.


Jessica Traynor


Versión: Marina Kohon

 

 

Letters from Mount Fuji

 
From the top of Mount Fujiyama I send you letters,
written on square pages, then folded
 
in as many different patterns as a snowflake.
I drop them onto thin air; watch them fall into the world.
 
Open one. In it is a picture from your childhood.
You can look at it, but it melts in your hand
 
like the question I ask you, caught on a breeze,
and your answer, taken by the river to the flat sea.
 
Even through this constant, year-devouring snow,
I will always send you letters.