Fugitivo
El viejo, en su
bata bordada, de color ciruela madura,
está sentado en
silencio, en su propio mundo; más allá
/de las altas ventanas
hay tulipanes de un
encendido rojo sangre, narcisos
fúnebres,
desordenados por el viento. El amor llega
tambaleándose a su
alrededor; él se contiene ausente,
/resuelto a partir,
me abandona a la
mitad de la oración, mis palabras
cada una de ellas,
como pétalos, cayendo alrededor de mis pies.
Versión: Esteban Moore, de Lejano País y otros Poemas, John F Deane, Alción 2011
Fugitive
Old man, in
corded, ripe-plum dressing-gown,/sitting out, and silent; beyond high windows/
are blood-bright tulips, funerary/ wind-blown daffodils. Love comes//blundering
about him; he/ holds himself apart, intent about his going,/abands me mid
sentence, my words/ all, like petals, falling about my feet.
Silencio invernal
El hielo llegó, regularmente, como
los gansos salvajes,
a posar su peso sobre la isla;
yo la observé
elegir su camino a través de la
mañana,
dar pasos como un ave de largas
zancas
atravesando asombrada su lago
helado;
toda la tarde miramos
a través de nuestros rostros
reflejados en el cristal
el desconcertante descenso de la
nieve;
algunas veces nuestros rostros
oscilaban como fantasmas
mirándonos desde afuera, desde otro
mundo;
escribimos con la puntas de los
dedos nombres sobre el vidrio.
Finalmente, ella se sentó en el
borde de la cama,
sus pies colgaban libremente;
¿dónde
estás ahora? susurré
buscando en su cara los rastros del
sueño;
sus ojos estaban glaseados, sus
labios fruncidos.
El campo y los setos, después de una
nevada prolongada,
se parecen a una sábana tendida
sobre los muertos recientes;
encendimos velas altas alrededor de
su cuna
y nuevamente realicé un llamado
hacia el silencio invernal:
¿ lo estás haciendo tú ?
sabiendo que no habría respuesta.
Me llegó el lento crujido de los neumáticos atravesando la nieve a
medio
/derretir sobre
un puente,
una procesión de automóviles a lo
largo de un camino
que se contonea siguiendo las curvas
de un río,
largas cintas negras que mantienen
la tierra unida;
desde un cielo gris las palabras
rebotaron hacia nosotros
allí donde estábamos parados, muy
juntos el uno del otro,
negros fantasmas a la deriva
flotando en un mundo blanco.
Horas de la mañana
y el mundo allí afuera era un océano
blanco
mientras que aquí, al borde del
océano,
su nombre está trazado en espuma a
lo ancho de nuestra ventana.
Versión: Esteban Moore, de Lejano País y otros Poemas, John F Deane, Alción 2011
Winter
Silence
Ice came,
regularly as the grey lag,/ to lay its
weight over the island;/
I watched
her //pick her way through the morning,/step like a high-stilted bird
/astonished across its frozen lake;//all afternoon we watched/ through
reflected images of ourselves /the disconcerting coming down of snow;
//sometimes our faces swayed like ghosts /looking in at us from another world;
/we wrote out names on glass with our
fingertips. //She sat, finally, on the edge of the bed, /her feet
dangling; /where are you ? I
whispered//searching her face for traces of the dream;/her eyes were glazed,
her lips pursed. / Field and hedgerow,
after long snowfall,//are like a sheet drawn up /on the newly dead;/we lit tall
candles about her cot//and I called again into winter silence: /are you ? expecting no reply. /Came the
slow slushing of tyres over a bridge,//procession of cars along a road/ that
turned with the turns of a river, long/ black ribbons binding the earth
together;// words bounced back at us from a grey sky/where we stood, drawn
close together,/black ghosts adrift through a white world.// Morning//and the
world outside was a white ocean /while here, at the ocean’s edge,/her name
outlined in froth across our pane.
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