LA IMPORTANCIA
DE OTRO LUGAR
Cuando estaba solo en Irlanda, puesto que no era mi país,
era lógico ser forastero. El salobre rechazo del habla,
que tanto insistía en la diferencia, se me hacía acogedor:
una vez eso quedó constatado, conseguimos comunicarnos.
era lógico ser forastero. El salobre rechazo del habla,
que tanto insistía en la diferencia, se me hacía acogedor:
una vez eso quedó constatado, conseguimos comunicarnos.
El viento en las calles, enfiladas hacia las colinas, el
suave
olor arcaico de los muelles, como un establo,
los gritos de los vendedores de arenques en la lejanía,
me hicieron sentir distinto, pero no me anularon.
olor arcaico de los muelles, como un establo,
los gritos de los vendedores de arenques en la lejanía,
me hicieron sentir distinto, pero no me anularon.
Vivir en Inglaterra eliminaba esa excusa:
estas son mis costumbres y mis instituciones
y sería mucho más grave rechazarlas.
Aquí no hay ese otro lugar que avale mi existencia.
estas son mis costumbres y mis instituciones
y sería mucho más grave rechazarlas.
Aquí no hay ese otro lugar que avale mi existencia.
Philip Larkin.
Las bodas de Pentecostés.
Traducción y prólogo de Damián Alou.
Lumen. Barcelona, 2007.
Las bodas de Pentecostés.
Traducción y prólogo de Damián Alou.
Lumen. Barcelona, 2007.
The
Importance Of Elsewhere
Lonely in Ireland, since it was not home,
Strangeness made sense. The salt rebuff of speech,
Insisting so on difference, made me welcome:
Once that was recognised, we were in touch
Their draughty streets, end-on to hills, the faint
Archaic smell of dockland, like a stable,
The herring-hawker's cry, dwindling, went
To prove me separate, not unworkable.
Living in England has no such excuse:
These are my customs and establishments
It would be much more serious to refuse.
Here no elsewhere underwrites my existence.
Strangeness made sense. The salt rebuff of speech,
Insisting so on difference, made me welcome:
Once that was recognised, we were in touch
Their draughty streets, end-on to hills, the faint
Archaic smell of dockland, like a stable,
The herring-hawker's cry, dwindling, went
To prove me separate, not unworkable.
Living in England has no such excuse:
These are my customs and establishments
It would be much more serious to refuse.
Here no elsewhere underwrites my existence.
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