lunes, 14 de julio de 2014

Tres poemas de Yeats




William Butler Yeats por Granger






La soledad del amor
 
Antiguos padres, abuelos,
levántense como lo debería hacer la familia.
Si alguna vez la soledad del amante
llegó hasta donde ustedes están,
recen por que el Cielo que protegió
su sangre, nos proteja.

La montaña arroja una sombra,
el cuerno de la luna es delgado;
¿qué recordamos
debajo de las espinas irregulares?
Hubo miedo luego del deseo
y nuestros corazones están rotos.




Su ansiedad

La tierra revestida de belleza
espera el regreso de la primavera.
Todo amor verdadero debe morir,
o como mínimo, transformarse
en una cosa menor.
Prueben que miento.

Tal cuerpo tienen los amantes,
tal respiración rigurosa,
con el que tocan o suspiran.
A cada caricia que dan,
el amor se acerca a la muerte.
Prueben que miento.




Después de mucho silencio

Hablar luego de mucho silencio; está bien,
estando los demás amantes separados o muertos,
la fría lámpara escondida debajo de su sombra,
las cortinas corridas sobre la noche fría,
que nosotros disertemos y sigamos disertando
sobre el supremo tema del Arte y la Canción:
la decrepitud del cuerpo es sabiduría; de jóvenes
nos amamos y no lo sabíamos. 



Versiones de Tom Maver
°°°°°


Love’s Loneliness

Old fathers, great-grandfathers,
Rise as kindred should.
If ever lover’s loneliness
Came where you stood,
Pray that Heaven protect us
That protect your blood.

The mountain throws a shadow,
Thin is the moon’s horn;
What did we remember
Under the ragged thorn?
Drear has followed longing,
And our hearts are torn.


Her Anxiety

Earth in beauty dressed
Awaits returning spring.
All true love must die,
Alter at the best
into some lesser thing.
Prove that I lie.

Such body lovers have,
Such exacting breath,
that they touch or sigh.
Every touch they give,
Love is nearer death.
Prove that I lie.


After Long Silence

Speech after long silence; it is right,
All other lovers being estranged or dead,
Unfriendly lamplight hid under its shade,
The curtains drawn upon unfriendly night,
That we descant and yet again descant
upon the supreme theme of Art and Song:
Bodily decrepitude is wisdom; young
we loved each other and were ignorant.



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