Andén de Salida
Amor, mi amor, ya es hora de partir,
La campana de bronce tañe huida
Y el verano en la gorra de un guarda perforará nuestros
boletos
Y nos impulsará hacia donde las líneas brillantes se aclaran
Hemos estado ahí antes, aunque no la hayamos visto-
La tierra ha sido siempre nuestra
Sus piedras nuestros huesos, sus ríos nuestros hermanos de
sangre;
Nunca visitamos ese país, sólo hemos sido él.
La distancia se abre como una boca para recibirnos
Lengua con lengua sin
sentido
Consumando nuestros sueños por las noches, venciendo
A los pensamientos que
día a día nos derrotan.
Adivinado pero nunca conocido- el universal evasivo;
Al andar a tientas detrás del aroma
Disuelto en el agua corriente del tiempo, engañamos a nuestra imaginación
Para tomar intacto lo que siempre está disperso.
En esta búsqueda de la compañía
Con quiénes
atesoramos nuestras esperanzas de
un año
Para gastarlas en una quincena- flor de panadero
Que nos cuenta el pasado y el penique gastado.
Entonces, empaca como los demás, asegúrate lucir de lo mejor
Para la dudosa oportunidad
de este año;
No importa si es Francia o Gales o las Islas Canarias
El lugar-quién sabe- es una persona para quien debamos
arreglarnos.
Difícilmente; por así
decirlo, me ponga celoso
A menos que el dios del lugar
Pueda unir su persona
con la mía para tu deleite
aunque nadie sabe, ni nadie, aunque supiera, nos diría.
Pero por las dudas empaca- tus vestidos de verano y tus
sandalias
Y un par de guantes para las ciudades
Y un pequeño frasco de perfume- Chanel o Coty-
Y tus aros colgantes enroscados como velas de navidad.
Parte a las tres y quince- elevando pistones-
La hora cero;
En asientos en esquinas opuestas deseamos cercanía
Y ternura, para lo que erróneamente entendemos por distancia.
Louis MacNeice, 1938
Versión: Eugenio Polisky y Marina Kohon
Departure
Platform
Love, my
love, it is high time to travel,
The brass
bell clangs escape
And Summer
in a porter’s cap will punch our tickets
And launch
us where the shining lines unravel.
We have
been there before though never seen it –
The land
that was always ours
Whose
stones are our bones’, whose rivers our blood’s kindred;
We have
never toured that country, only been it.
The
distance opens like a mouth to meet us
Wantonly
tongue to tongue
Consummating
our dreams by night, defeating
The daily
thoughts which day by day defeat us.
Divined but
never known – the evasive universal;
But
fumbling after the scent
Dissolved
in the running water of time, we fool our fancy
To catch
intact what is always in dispersal.
Upon which
quest in company with many
We hoard
our hopes a year
To blow in
a fortnight – a dandelion puffball
Telling the
past time and the spent penny.
So pack
like the others, be sure you look your best for
This year’s
unlikely chance;
Whether it
is France or Wales or the Canary Islands
The place –
who knows – is a person to be well dressed for.
Unlikely;
and, were that so, I should be jealous
Unless that
god of the place
Could fuse
his person with mine for your enjoyment –
Which nobody
knows nor, if they knew, would tell us.
But on the
off chance pack – your summer frocks and sandals
And a pair
of gloves for towns
And one
small bottle of scent – Chanel or Coty –
And your
jazz earrings twisted like like Christmas candles.
It leaves
at three-fifteen – with lifting pistons –
The zero
hour;
Opposite in
corner seats we hope for nearness
And
dearness in what is wrongly called the distance.
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