lunes, 20 de enero de 2014

Louis MacNeice: Andén de Salida









Andén de Salida


Amor, mi amor, ya es hora de partir,
La campana de bronce tañe huida
Y el verano en la gorra de un guarda perforará nuestros boletos
Y nos impulsará hacia donde las líneas brillantes se aclaran

Hemos estado ahí antes,  aunque no la hayamos visto-
La tierra ha sido siempre nuestra
Sus piedras nuestros huesos, sus ríos nuestros hermanos de sangre;
Nunca visitamos ese país, sólo hemos sido él.

La distancia se abre como una boca para recibirnos
Lengua con  lengua sin sentido
Consumando nuestros sueños por las noches, venciendo
A los pensamientos  que día a día nos derrotan.

Adivinado pero nunca conocido- el universal evasivo;
Al andar a tientas detrás del aroma
Disuelto en el agua corriente del tiempo,  engañamos a nuestra imaginación
Para tomar intacto lo que siempre  está  disperso.

En esta búsqueda de la compañía
Con quiénes  atesoramos  nuestras esperanzas de un año
Para gastarlas en una quincena- flor de panadero
Que nos cuenta el pasado y el penique gastado.


Entonces, empaca como los demás, asegúrate lucir de lo mejor
Para la dudosa oportunidad  de este año;
No importa si es Francia o Gales o las Islas Canarias
El lugar-quién sabe- es una persona para quien debamos arreglarnos.

Difícilmente;  por así decirlo, me ponga celoso
A menos que el dios del lugar
Pueda unir  su persona con la mía para  tu deleite
aunque nadie sabe, ni nadie, aunque supiera, nos diría.

Pero por las dudas empaca- tus vestidos de verano y tus sandalias
Y un par de guantes para las ciudades
Y un pequeño frasco de perfume- Chanel o Coty-
Y tus aros colgantes enroscados como velas de navidad.

Parte a las tres y quince- elevando  pistones-
La hora cero;
En asientos  en  esquinas opuestas deseamos cercanía
Y ternura, para lo que erróneamente entendemos por  distancia.



Louis MacNeice, 1938


Versión:   Eugenio Polisky y Marina Kohon




Departure Platform


Love, my love, it is high time to travel,
The brass bell clangs escape
And Summer in a porter’s cap will punch our tickets
And launch us where the shining lines unravel.

We have been there before though never seen it –
The land that was always ours
Whose stones are our bones’, whose rivers our blood’s kindred;
We have never toured that country, only been it.

The distance opens like a mouth to meet us
Wantonly tongue to tongue
Consummating our dreams by night, defeating
The daily thoughts which day by day defeat us.

Divined but never known – the evasive universal;
But fumbling after the scent
Dissolved in the running water of time, we fool our fancy
To catch intact what is always in dispersal.

Upon which quest in company with many
We hoard our hopes a year
To blow in a fortnight – a dandelion puffball
Telling the past time and the spent penny.

So pack like the others, be sure you look your best for
This year’s unlikely chance;
Whether it is France or Wales or the Canary Islands
The place – who knows – is a person to be well dressed for.

Unlikely; and, were that so, I should be jealous
Unless that god of the place
Could fuse his person with mine for your enjoyment –
Which nobody knows nor, if they knew, would tell us.

But on the off chance pack – your summer frocks and sandals
And a pair of gloves for towns
And one small bottle of scent – Chanel or Coty –
And your jazz earrings twisted like like Christmas candles.

It leaves at three-fifteen – with lifting pistons –
The zero hour;
Opposite in corner seats we hope for nearness
And dearness in what is wrongly called the distance.




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