martes, 30 de octubre de 2012

George Bernard Shaw: Pigmalión


En el mito de Pigmalión, de origen griego, Pigmalión se enamora de una estatua que él mismo ha creado. Gracias a fuerzas divinas la estatua toma forma humana y consiguen así estar juntos. Éste es el título de la obra de teatro que escribió GB Shaw en 1913, inspirada en este mito.


Extracto del Capítulo 1




Pórtico de la iglesia de San Pablo, en Londres, después de las doce de la noche. Lluvia torrencial, con truenos y relámpagos. Por todas partes, llamadas a los cocheros y chóferes de taxis. Los transeúntes corren a cobijarse en los portales, cafés o en donde pueden. En el pórtico hay varias personas, entre ellas una señora distinguida y su hija, en traje de sociedad. Todos miran mohínos cómo cae el agua, excepto un caballero ocupado en tomar notas en un cuaderno.
LA HIJA
.—(Malhumorada.) Nos vamos a calar hasta los huesos. ¡Vaya un chaparrón!
¡Quién lo hubiese esperado, con una noche tan serena cuando salimos de casa! Pero ¿en qué estará pensando Freddy? Ya han pasado por lo menos veinte minutos desde que se fue en busca de un coche.
LA MADRE
.—No tanto, hija. Pero, en fin, ya podía haber venido.
UN DESCONOCIDO
.—(Al lado de ellas.) No se hagan ustedes ilusiones. Ahora, a la salida de
los teatros, no se encuentra un coche por toda la ciudad. Si sigue lloviendo, no tendremos más remedio que esperar que vuelvan de sus carreras.

LA MADRE
.—Pero esto no puede ser. Necesitamos un coche a todo trance. No podemos
esperar tanto.
EL DESCONOCIDO
.—Pues no hay más que tener paciencia.
LA HIJA
.—Si Freddy tuviese dos dedos de frente, habría ido al punto del circo, que allí
todavía no ha acabado la función.
LA MADRE
.—El pobre chico habrá hecho lo posible.
LA HIJA.—Otros saben encontrar coches. ¿Por qué no puede él? Ahí viene el tonto

En un reloj de torre vecino se oyen dar las doce y media.

EL DESCONOCIDO
(FREDDY viene corriendo desde una calle lateral, y al entrar en el pórtico cierra su
paraguas, que chorrea abundantemente agua. Es un joven de veinte años, en traje de
sociedad, y tiene los pantalones hechos una lástima por el agua. Lleva lentes dorados.)
LA HIJA
.—Bueno; ¿qué hay? Ya me lo figuro.FREDDY.—Nada, no se encuentra un coche por ninguna parte... ni a tiros
LA HIJA
.—Tontería tuya. ¿Crees que debemos ir nosotras a buscarlo?
FREDDY
.—Lo que te digo es que están todos ocupados. La lluvia ha venido tan
inesperadamente, que casi nadie llevaba paraguas; de modo que todos los coches se han
alquilado en el momento. Primero bajé a Charing Cross, y luego a Ludgate Circus. Y nada.
LA MADRE.—¿No fuiste a Trafalgar Square?
FREDDY
.—Allí no había ninguno.
LA HIJA.—Pero ¿tú fuiste allí?
FREDDY
.—Fui hasta la estación de Charing Cross. Supongo que no querrías que hubiese
ido a Hammersmith.
LA HIJA
.—Tú no fuiste a ninguna parte.
LA MADRE.—La verdad, Freddy, es que tú eres muy torpe.
Anda, vete otra vez y no vuelvas sin un coche. No podemos pasar la noche aquí.
FREDDY.—Si os empeñáis, iré; pero me calaré en tonto.
LA HIJA
.—Como lo que eres. A ti todo te sale por una friolera, mientras tanto...
FREDDY.—Bueno, bueno; no hables más, y sea lo que Dios quiera. (Abre su paraguas y
sale corriendo, pero tropieza con una florista que viene precipitadamente para resguardarse de la lluvia, y cuyo canasto de flores se cae al suelo de modo lastimoso. Un relámpago deslumbrador seguido de fuerte trueno ilumina el incidente.)
LA FLORISTA.—¡Anda, pasmao! ¡Vaya con el señorito cegato! Nos ha amolao el cuatro
ojos. ¡Ay, qué leñe!
FREDDY
.—Bastante lo siento, pero tengo prisa. (Escapa corriendo.)
LA FLORISTA
.—(Recogiendo sus flores y volviendo a colocarlas en el canasto.) ¡Vaya unas
maneras que tienen algunos! ¡Moño, las tienen de...! ¡Y poco barro que hay! ¡Pues ya nos hemos ganao el jornal!
(Se agacha y sigue arreglando sus flores lo mejor que puede, al
lado de la señora. No es una muchacha muy hermosa. Tiene unos dieciséis años. Su traje modesto está bastante ajado. Su calzado se halla en mal estado. Su tez atestigua el efecto continuo de la intemperie. No es que, en general, no esté limpia
y algo cuidada; pero, allado de las señoras elegantes, el contraste es bastante grande. Sin embargo, se ve que con un poco de cuidado sería una muchacha muy aceptable.)
LA MADRE.—No sea usted deslenguada, que mi hijo lo hizo sin querer.
LA FLORISTA
.—Anda, ¿conque es hijo de usted, señora? Bien. Pues mire: podrá usted pagarme las flores estropeás. No se figure usted que a mí me las regalan
LA HIJA
.—¡Pagarle las flores! No faltaba más; haber tenido usted cuidado.
LA MADRE
.—Ten juicio, Clara, que la chica sale perjudicada. ¿Tienes dinero suelto?
LA HIJA.—No llevo más que una pieza de seis peniques.
LA MADRE
.—Pues venga. Toma, chica, por lo que te han estropeado.
LA FLORISTA
.—Muchísimas gracias, señora, y que tenga usted mucha saluz.
LA HIJA.—Seis peniques tirados... No vale un penique todo el canasto.
LA MADRE
.—Calla, mujer; no vale la pena.
LA FLORISTA.—¡Qué buena es la señora! ¡Si toas fuan así!...






Trailer de la película My Fair Lady, 1964, basada en Pigmalión
de GB Shaw:












My Fair Lady, también conocida como Mi bella dama en Argentina, es una película musical de 1964 dirigida por George Cukor e interpretada por Rex Harrison y Audrey Hepburn, adaptación del musical teatral del mismo título de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, que a su vez se había basado en la obra de teatro Pigmalión de George Bernard Shaw.
Esta película recibió ocho premios Oscar, incluyendo mejor película, actor y director.









Argumento:

Londres, 1912. Una tarde lluviosa en Covent Garden, al salir de la ópera encontramos a Henry Higgins (Rex Harrison), un arrogante, irascible y misógino profesor de fonética, que cree que el habla de una persona determina su futuro social. Presume de ello frente al Coronel Hugh Pickering (Wilfrid Hyde-White), también experto en fonética y admirador de sus métodos, asegurando que puede enseñar a cualquier mujer a hablar con propiedad hasta el punto de hacerla pasar por duquesa en el baile anual de la Embajada. Para ello cita como ejemplo a una joven florista callejera llamada Eliza Doolittle (Audrey Hepburn), con un fuerte acento cockney, la cual había sufrido un percance con el público que salía de la ópera que la había enfadado y no paraba de quejarse por ello. Del ejemplo pasan al experimento, hasta conseguir transformar a la señorita Eliza Doolittle en una dama de sociedad.



George Bernard Shaw

Nació el 26 de julio de 1856 en Dublín. Su padre pertenecía a la burguesía protestante de Irlanda. Asistió a escuelas tanto católicas como protestantes y, comenzó a ganarse la vida a los 16 años, por lo que hubo de completar su educación de forma autodidacta. Cuando sus padres se divorciaron, su madre y sus hermanas se instalaron en Londres, y en 1876 BS las acompañó.
Está considerado el autor teatral más significativo de la literatura británica posterior a Shakespeare. Además de ser un prolífico autor teatral - escribió más de 50 obras -, fue el más incisivo crítico social desde los tiempos del también irlandés Johnathan Swift, y el mejor crítico teatral y musical de su generación. Fue asimismo uno de los más destacados autores de cartas de la literatura universal. Utópico y visionario, hombre tímido, introspectivo y discretamente generoso, Shaw era, al mismo tiempo, la antítesis del romántico, en su papel de despiadado crítico irreverente con las instituciones. Aderezó  sus trabajos más serios con un sutil sentido del humor y consiguió convertir en interesantes obras teatrales, animadas por epigramas y diálogos vivaces, lo que en manos de otros autores hubieran sido estudios sobre los más distintos temas sociales.
La siguiente década de su vida estuvo marcada por una pobreza cercana a la miseria. Ni las críticas musicales (en las que utilizaba como seudónimo el apellido de un amigo suyo) ni el trabajo que consiguió en una compañía telefónica, le duraron mucho, y sólo pudo publicar dos de las cinco novelas que había escrito entre 1879 y 1883. Una de ellas, La profesión de Cashel Byron (1882), anticipa la temática de la prostitución como profesión antisocial, que constituirá el argumento central de su obra teatral de 1893 Trata de blancas. La otra, Un socialista asocial (1883), se anticipa al interés del autor por los escritos de Karl Marx, que descubriría hacia la mitad de la década de 1880, y a raíz de los cuales comenzaría, como periodista crítico, a participar en las polémicas de su tiempo sobre el socialismo. Se convirtió asimismo en un firme defensor y militante convencido del vegetarianismo, en un destacado orador y, como experimento, en autor teatral. Su papel fue determinante en la fundación y el sostenimiento de la Sociedad fabiana, grupo de socialistas de clase media que defendía la transformación de la sociedad y el gobierno ingleses mediante la asimilación, en lugar de la revolución. A través de los fundadores de la Sociedad fabiana, Sidney y Beatrice Webb, Shaw conoció a la rica irlandesa Charlotte Payne-Townshend, con la que en 1898 se casó.
El trabajo periodístico que llevó a cabo durante sus primeros años comprendía desde la crítica literaria y artística hasta brillantes colaboraciones sobre temas musicales (en las cuales defendía con pasión las obras del compositor alemán Richard Wagner), que firmó, entre 1888 y 1890, con el seudónimo de Corno di Bassetto y, más adelante, con sus propias iniciales. Más tarde, en 1895, comenzó a trabajar para la Saturday Review como crítico teatral, ocupación que mantuvo hasta 1898, y desde la cual defendió la obra del autor teatral noruego Henrik Ibsen, sobre el que ya había escrito un libro, Las quinta esencias (1891).
La primera obra teatral de Shaw, Casa de viudas (representada en 1892), combinaba las influencias de Ibsen con una ácida burla de las convenciones del romanticismo, que aún estaban siendo explotadas en el teatro inglés. Esta obra se publicó en el volumen Teatro agradable y desagradable (1898), que reúne sus siete primeras obras para la escena, las otras eran Cándida, Fascinación, El hombre del destino, Trata de blancas y Lucha de sexos, que, o no fueron representadas en su momento, o duraron muy poco en cartel, y una de ellas; Trata de blancas fue censurada por su supuesta obscenidad. Un poco mejor fue la andadura de una de sus Tres obras para puritanos (compuesta por El discípulo del diablo, César y Cleopatra y La conversión del capitán Brassbound), publicadas en 1901. El discípulo del diablo, una mofa del melodrama sentimental que se solía representar en los Estados Unidos de la revolución contra los ingleses, obtuvo gran éxito en aquel país, debido a su ingeniosidad y a los elementos melodramáticos que el autor puso en escena para ridiculizarlos. En su siguiente obra, Hombre y superhombre (1903), transformó la leyenda de Don Juan en obra de teatro, y en una representación-dentro-de-otra. Aunque aparentemente se trataba de una comedia de costumbres sobre el dinero y el amor, su argumento le dio la oportunidad de explorar el clima intelectual del nuevo siglo, insertando los distintos puntos de vista en una serie de diálogos que tenían lugar entre los personajes. Esta era, precisamente, la base del tercer acto, titulado 'Don Juan en los infiernos', que, desde entonces, se ha venido representando de modo independiente del resto de la obra. Hombre y superhombre entró muy pronto a formar parte del repertorio de distintas compañías teatrales, junto con La otra isla de John Bull (1904), escrita originalmente para el Abbey Theatre de Dublín, pero rechazada por éste por su ácida sátira del carácter irlandés. Estas dos obras, frecuentemente representadas, extendieron la fama de Shaw como erudito y autor teatral.
En La comandante Bárbara (1905, llevada al cine posteriormente) y El dilema del doctor (1906), el autor irlandés continuó mostrando, a través de la comedia, la complicidad de la sociedad con sus propios males y defectos. En la primera, los principios y prácticas de un fabricante de municiones se revelan como elevadamente religiosos en comparación con los del Ejército de Salvación y sus benefactores. El dilema del doctor, es una sátira despiadada acerca de las distintas profesiones y del temperamento artístico.
Con las obras que siguieron a estas -Llegando a casarse (1908), Matrimonio desigual (1910) y La primera obra de Fanny (1911)-, Shaw comenzó a acercarse a lo que podría llamarse la farsa seria, una comedia intelectual con su habitual torrente de diálogos, pero en la que introdujo elementos no realístas, que explotaría por completo más adelante. Aunque Fanny fue la que más se representó, la más duradera de las tres resultó ser Matrimonio desigual. El autor dejó entrever su lado más místico en El compromiso de Blanco Posnet (1909), que trata de la súbita conversión de un ladrón de caballos, y en Androcles y el león (1913), en la que discutió sobre la verdadera y la falsa exaltación religiosa, y utilizó elementos provenientes de los autos medievales y del mimo navideño victoriano.
Su pieza cómica Pigmalión (1913), que se presenta como una "alta comedia" divertida e ingeniosa, fue escrita como introducción didáctica a la fonética, pero en realidad trata del amor y contiene numerosos elementos de crítica social, como la explotación de un ser humano por parte de otro. La obra obtuvo un éxito inmediato y fue la base para una película y un musical que con el nombre de My fair lady se estrenó en 1955 y fue llevado de nuevo al cine en 1964 por George Cukor.
Mientras Pigmalión fue una obra repleta de entusiasmo, la que le siguió era, en la misma medida, pesimista y desolada. En efecto, La casa de las penas (1919), una descarnada exposición de la ruina espiritual de la Europa de su tiempo, refleja las consecuencias que sobre el clima intelectual de Occidente tuvo la I Guerra Mundial (1914-1918). Intentando escapar del pesimismo de la postguerra, Shaw escribió cinco piezas teatrales cortas en forma de parábola, muy relacionadas entre sí, y que fueron reunidas bajo el título general de Volviendo a Matusalén (1921). En ellas, el autor pasa revista al progreso de la Humanidad, desde el Edén hasta un futuro propio de la ciencia ficción. A pesar de estar brillantemente escritas, estas piezas tienen un valor escenográfico muy desigual, y se han representado en muy pocas ocasiones.
Por su obra Santa Juana (1923), en la que convirtió a Juana de Arco en una mezcla de mística pragmática y santa hereje, el autor irlandés recibió en 1925 el Premio Nobel de Literatura.
A sus 90 años, Shaw aún continuaba escribiendo. Sus últimas obras, a partir de El carro de manzanas (1929), retornaron, a medida que Europa iba zambuyéndose en una nueva crisis, al problema de cómo la Humanidad podría concederse un mejor gobierno que le permitiera desarrollar todas sus potencialidades. Estos temas ya los había tratado el autor en algunas de sus obras anteriores pero, en esta etapa, se aproxima a ellos de un modo distinto, por medio de una extravagancia tragicómica e irrealista inspirada más en las comedias griegas clásicas de Aristófanes que en Ibsen. Shaw murió el 2 de noviembre de 1950 en su casa de campo de Ayot St. Lawrence.
Hasta sus últimos días, continuó escribiendo brillantes prefacios a sus propias obras teatrales e inundando a sus editores con libros, artículos y cartas malhumoradas. Entre sus obras no teatrales destacan la novela Las aventuras de una joven negra a la búsqueda de Dios (1932) y Guía de la mujer inteligente para el conocimiento del socialismo y el capitalismo (1928), que constituyen un útil compendio de sus ideas. También han visto la luz algunas recopilaciones con cientos de sus extraordinarias cartas, como las que dirigió a las luminarias del teatro Ellen Terry y Mrs. Patrick Campbell.
Aunque no creó escuela o movimiento teatral, consiguió crear un estilo de representación en el que combinaba pasión y conflictos intelectuales, logró reavivar la comedia de costumbres y experimentó con la farsa simbólica, regenerando así el teatro de su tiempo. Su amplia y crítica inteligencia, así como su afilada pluma, utilizadas para describir los temas de nuestro tiempo, ayudaron a configurar parte del pensamiento tanto de sus contemporáneos como de las generaciones posteriores.




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