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miércoles, 30 de abril de 2014

Macdara Woods: In Spite of Which









A pesar del cual


Viernes Santo  50 años atrás
en Sevilla
tendido en la cama a la tarde
esperando que mis botas
el único par que tenía
volviera del zapatero

En este Viernes Santo
le compro un regalo a mi nieto
que cumple años hoy:
y me siento al sol por un rato
sobre un banco de plaza verde
apenas percibiendo los cambios

a la sombra de la reja
al irme
encuentro a un ciudadano alimentando la garza
con patas de gallina, el hueso intacto
y el largo pico que desaparece
hacia la flexible garganta gris


Tan rápido y fuera de la vista como eso
tan suave-
el experto apenas furtivo  aire
de guardarse un incentivo
tengo que alimentarlo- dice el hombre
o se comerá a los patitos

Tragedia o sentimentalismo-
es todo lo que tengo para el final de la historia:
un tranquilo Viernes Santo
en el parque florecido
patitos recién nacidos en Pascua
que desconocen la vida y la muerte.



Macdara Woods 2014, inédito
Versión: Marina Kohon





In Spite Of Which

Good Friday 50 years ago
In Seville
I lay in bed in the afternooon
Waiting for my boots
The only pair I had
To come back from the mender’s

Today on this Good Friday
I buy a present for my grandson
Whose birthday it is:
And sit in the sun for a while
On a green park-bench
Barely registering the changes

In the shadow of the gate
As I leave
I find a citizen feeding the heron:
Chicken-leg with the bone intact
And the long beak conjures it away
Down the supple grey throat

As quick and out of sight as that
As smooth – 
The practiced slightly furtive air
Of pocketing a kickback:
I have to feed him – says the man
Or else he’ll eat the baby ducks


Tragedy or bathos –  
It is all I have for the end of story:
A quiet Good Friday
In the blossoming park
And new-hatched Easter ducklings
Unaware of life or death



                                  



domingo, 20 de abril de 2014

John Banville: El Mar










Me asombra lo poco que ha cambiado en los más de cincuenta años transcurridos desde la última vez que estuve aquí. Me asombra, y me decepciona, e incluso diría que me aterra, por razones que se me hacen oscuras, pues ¿por qué iba a desear algún cambio, yo, que he vuelto para vivir entre los escombros del pasado? (...) Se supone que la vida, la auténtica vida, es una lucha, una acción y una afirmación inagotables, la voluntad embistiendo con su cabeza roma contra la pared del mundo, cosas por el estilo, pero cuando vuelvo la vista atrás me doy cuenta de que la mayor parte de mis energías se dedicaron siempre a la simple búsqueda de cobijo, de comodidad, de sí, lo admito, un rincón acogedor. Comprenderlo se me hace sorprendente, por no decir escandaloso. Antes me veía como una especie de bucanero que se enfrentaba a todo el que se me ponía a tiro con un alfanje entre los dientes, pero ahora me veo obligado a reconocer que me engañaba. Esconderme, protegerme, guarecerme, eso es lo único que realmente he querido siempre, amadrigarme en un lugar de calor uterino y quedarme allí encogido, oculto de la indiferente mirada del sol y de la severa erosión del aire. Por eso el pasado supone para mí un refugio, allí voy de buena gana, me froto las manos y me sacudo el frío presente y el frío futuro. "



John Banville nació en Wexford, Irlanda, en 1945. Autor de novelas comoImposturas, El libro de las pruebasMefisto y La carta de Newton, y de biografías como Copérnico y Newton, es, en palabras de George Steiner, ‘el escritor de lengua inglesa más inteligente, el estilista más elegante’. Su novela The sea ha ganado el Premio Booker 2005. También escribe novela negra con el seudónimo Benjamin Black, a quién considera el trabajador, mientras él sería el artista.
Ha sido comparado con Nabokov y reconoce la influencia del Joyce de Dublineses. Dice odiar todos sus libros y no leer las críticas, aunque es un género que también practica.


“Si pregunta por el significado del mar en mi novela, puedo decirle que es muy simple: el mar es el entorno en el que pasé tantos veranos cuando era niño. Sinceramente, quise que el ritmo del mar estuviera en mi prosa, y algunos han sido bastante amables diciendo que lo logré.”
Entrevista de Gastón Garcia en “La voz del Interior”


Muralismo: Samuel Beckett






Samuel Beckett street art: Blenheim Crescent, Notting Hill, London.





miércoles, 16 de abril de 2014

Pangur Bán por W.H.Auden









Pangur, white Pangur, How happy we are 
Alone together, scholar and cat 
Each has his own work to do daily; 
For you it is hunting, for me study. 
Your shining eye watches the wall; 
My feeble eye is fixed on a book. 
You rejoice, when your claws entrap a mouse; 
I rejoice when my mind fathoms a problem. 
Pleased with his own art, neither hinders the other; 


Thus we live ever without tedium and envy.


W.H. Auden

martes, 15 de abril de 2014

Robert Burns: El Epitafio del Bardo









El Epitafio del Bardo.
A Bard's Epitaph, Robert Burns (1759-1796)

Existe un inocente inspirado,
Un pensamiento hambriento de gloria,
Un buscador incesante y orgulloso,
Deja que se acerque,
Y así como canta la hierba húmeda
Derrama tu lágrima.

Existe un bardo de rústicas melodías
Robando las multitudes con su sinfonía,
Que cada semana se reúnen para oírlo,
¡Oh, no pases de largo!
Con un fuerte sentimiento altivo
Exhala aquí tu suspiro.

Existe un hombre cuya sentencia clara
Enseña a otros a dirigir el curso,
Sin embargo, él corre una vida incansable,
Salvaje como las olas,
Pasa por aquí y vuelca tu lágrima
Sobre la terrosa tumba.

El pobre que habita debajo
Se apresuró a aprender de los sabios,
Cálido sintió de la amistad el rayo
Y su llama suave;
¡Irreflexivas locuras lo cubren ahora
Y manchan su nombre!

¡Escúchame lector! Si tu alma
Dispara los vuelos de la fantasía,
Larvas oscuras consumen esta tierra
Mientras descienden en el sepulcro:
Recuerda que la cautela y la prudencia
Son las raíces de la sabiduría.


Traducción anónima



“A Bard’s Epitaph”
Is there a whim-inspired fool,
Owre fast for thought, owre hot for rule,
Owre blate to seek, owre proud to snool,
Let him draw near;
And owre this grassy heap sing dool,
And drap a tear.
Is there a bard of rustic song,
Who, noteless, steals the crowds among,
That weekly this area throng,
O, pass not by!
But, with a frater-feeling strong,
Here, heave a sigh.
Is there a man, whose judgment clear
Can others teach the course to steer,
Yet runs, himself, life’s mad career,
Wild as the wave,
Here pause-and, thro’ the starting tear,
Survey this grave.
The poor inhabitant below
Was quick to learn the wise to know,
And keenly felt the friendly glow,
And softer flame;
But thoughtless follies laid him low,
And stain’d his name!

Reader, attend! whether thy soul
Soars fancy’s flights beyond the pole,
Or darkling grubs this earthly hole,
In low pursuit:
Know, prudent, cautious, self-control
Is wisdom’s root.

Robert Burns
Robert Burns nació en Alloway, Ayrshire, Escocia, el 25 de enero de 1759.
Su poema “Auld Lang Syne”, se canta tradicionalmente en los países angloparlantes como himno de despedida.
Se le considera pionero del movimiento romántico, y tras su muerte se convirtió en una fuente de inspiración para los fundadores del liberalismo y el socialismo. Es un icono cultural en Escocia y en toda la diáspora escocesa del mundo. La celebración de su vida y obra llegó a ser casi un culto nacional en los siglos XIX y XX, además de haber influenciado profundamente la literatura escocesa. 

Murió en Dumfries el 21 de julio de 1796.


miércoles, 9 de abril de 2014

Pangur Bán: Tres versiones al inglés del poema por Robin Flower, Eavan Boland y Frank O'Connor









The Scholar and the Cat
I and Pangur Bán, my cat
'Tis a like task we are at;
Hunting mice is his delight
Hunting words I sit all night.

Better far than praise of men
'Tis to sit with book and pen;
Pangur bears me no ill will,
He too plies his simple skill.

'Tis a merry thing to see
At our tasks how glad are we,
When at home we sit and find
Entertainment to our mind.

Oftentimes a mouse will stray
In the hero Pangur's way:
Oftentimes my keen thought set
Takes a meaning in its net.

'Gainst the wall he sets his eye
Full and fierce and sharp and sly;
'Gainst the wall of knowledge I
All my little wisdom try.

When a mouse darts from its den,
O how glad is Pangur then!
O what gladness do I prove
When I solve the doubts I love!

So in peace our tasks we ply,
Pangur Bán, my cat, and I;
In our arts we find our bliss,
I have mine and he has his.

Practice every day has made
Pangur perfect in his trade;
I get wisdom day and night
Turning darkness into light.


La traducción en inglés es de Robin Flower (1881-1946), un poeta, erudito y traductor del gaélico, conocido en Irlanda con el nombre de “Bláithín” (pequeña flor).


"The Scholar and the Cat""From the Irish of Pangur Ban"
by Frank O'Connorby Eavan Boland
Each of us pursues his trade,
I and Pangur my comrade,
His whole fancy on the hunt,
And mine for learning ardent.More than fame I love to be
Among my books and study,
Pangur does not grudge me it,
Content with his own merit.
When ­ a heavenly time! ­ we are
In our small room together
Each of us has his own sport
And asks no greater comfort.
While he sets his round sharp eye
On the wall of my study
I turn mine, though lost its edge,
On the great wall of knowledge.
Now a mouse drops in his net
After some mighty onset
While into my bag I cram
Some difficult darksome problem.
When a mouse comes to the kill
Pangur exults, a marvel!
I have when some secret's won
My hour of exultation.
Though we work for days and years
Neither the other hinders;
Each is competent and hence
Enjoys his skill in silence.
Master of the death of mice,
He keeps in daily practice,
I too, making dark things clear,
Am of my trade a master.
Myself and Pangur, cat and sage
Go each about our business;
I harass my beloved page,
He his mouse.Fame comes second to the peace
Of study, a still day
Unenvying, Pangur's choice
Is child's play.
Neither bored, both hone
At home a separate skill
Moving after hours alone
To the kill
When at last his net wraps
After a sly fight
Around a mouse; mine traps
Sudden insight.
On my cell wall here,
His sight fixes, burning,
Searching; my old eyes peer
At new learning,
And his delight when his claws
Close on his prey
Equals mine when sudden clues
Light my way.
So we find by degrees
Peace in solitude,
Both of us, solitaries,
Have each the trade
He loves: Pangur, never idle
Day or night
Hunts mice; I hunt each riddle
From dark to light.
Translated by Robin Flower






































































































lunes, 7 de abril de 2014

Otra versión de Pangur Bán








PANGUR BAN

Yo y Pangur nos abocamos
al trabajo, concentrados:
él persigue sus roedores,
yo conceptos sin errores.

Más que el aplauso del mundo
amo el silencio profundo.
Y Pangur no desespera:
acecha su ratonera.

Aquí estamos muy contentos,
los dos solos, más que atentos,
al deleite y ejercicio
de este sigiloso oficio.

Muchas veces con fruición
Pangur Ban caza un ratón,
otras yo hallo buen uso
a más de un pasaje abstruso.

Su penetrante visión
no se aparta del rincón;
mi ojo pugna por ver
en cada letra el saber.

Cuando aparece una rata
con gusto Pangur la mata.
Y yo soy pura alegría
si sé lo que no sabía.

Vivimos en este plan
yo y mi gato Pangur Ban:
diligentes, siempre al punto,
cada uno en sus asuntos.

Por practicar con tesón
Pangur se ha vuelto un campeón;
y yo con perseverancia
pongo luz en mi ignorancia.


Versión: Mirta Rosenberg
El Libro de los Gatos, Editorial Bajo la Luna, 2008


jueves, 3 de abril de 2014

Noel Duffy: Reykjavik









Reykjavik

Primero fue la palabra que escuché,
simplemente la palabra. La garganta se tensó
y la lengua, firme, para soltar la v intensa,
las ks entrecortadas. El retumbar de la r
en la cavidad de la boca hizo resonar  un paisaje
riguroso: Rey-k-ja-vik.

Luego había un lienzo gris que permaneció
vacío por días, colgado allí
en algún lugar de la mente, meciéndose
al  rasguido de esa palabra sincopada
(un mantra de cosas murmuradas).

Hoy es un mar gris, un cielo gris elevándose
sobre él, exhibiendo un intenso oleaje y desplome,
tosiendo una espuma blanca. De lo hondo
el dios-foca llega, llamando desde
su inframundo: nada en lo profundo, cruza
el océano, ¿de qué otra forma aprenderás a hablar?


Mi mundo es azul ahora que lo sigo.
Tramamos un rumbo lento debajo de los botes pesqueros,
silenciosamente evitando las redes que ellos arrastran.
Él me ha traído hasta la sala de espera
de mí mismo a través del corredor azul del océano.
Pero no debo engañarme, porque pronto
me pararé solitario sobre una playa glacial.


Las olas azotan las rocas. Me arrastro
entre la rompiente, me mezclo con los caracoles, las piedras
y  el trueno de las gaviotas llenando en mundo.
La luz salada quema mis ojos –los colores son desteñidos
y  metálicos acá. Un viento cortante lame mi piel.
Es un mensajero de la nieve –ven, ven.


Una ciudad se acuclilla no lejos de acá.


(Supongo que es una ciudad como todas las demás: gente
atareada en los comercios y calles, autos que circulan
en un fluir constante, conversación  que viaja
por  los mostradores de pubs y restaurantes-
Es la divisa de la sangre viva).


No busco esos consuelos esta mañana.
Es la violencia del génesis de las aguas
rompiendo el rojo desorden de la placenta, los primeros sonidos
confundidos con el amanecer débil. Comienzo a caminar.
A cada paso los años se disuelven. Me vuelvo a desnudar
capa por capa hasta que ya queda casi nada:
el esbozo  de un nido de  pájaro, las misteriosas
letras en el reverso de una piedra,
las sílabas de la luna barridas por el viento.
La palabra se vuelve a formar en mis labios. Reykjavik.

El lugar es nombrado. Retorno al lugar donde comencé.
Una ventana. Un escritorio. Un pedazo de papel y una lapicera.
La noche se ovilla sobre el cristal de la ventana.
Yo completamente solo en mi guarida.


Versión: Marina Kohon




Reykjavik


At first it was the word I heard,
simply the word. The throat tightened
and tongue taut, to spit out the sharp v,
the clipped k’s. The rumble of the r
in the cave of the mouth echoes a harsh
landscape: Rey-k-ja- vik.

Then there was a grey canvas that lay
empty for days, just hanging there
somewhere inside the mind, swaying
to the thrum of that syncopated word
(it a mumbled mantra of sorts).

Today it is a grey sea, a grey sky rising
from it, flexing a heavy swell and fall,
coughing up a white froth. From below
the seal-god comes, calling from
his underworld: swim deep, cross
the sea, how else will you learn to speak?

Blue is my world now that I follow him.
We weave a slow course beneath the fishing boats,
soundlessly dodging the nets they drag behind them.
He has brought me to the waiting room
of myself across the blue corridor of ocean.
But I must not be fooled, for soon
I will stand alone on a glacial shore.


The waves lash against the rocks. I crawl up
from the surf, scramble over the shells and stones
and the thunder of seagulls that fills the world.
The salty light burns my eyes- colours are washed
and metallic here. A sharp wind licks my skin.
It is a messenger of the snow- follow, follow.

A city squats not far from here.

(I suppose it is a city like all others: people
busy in the shops and streets, cars going past
in a steady flow, conversation shuttled
along the counters of restaurants and pubs-
it is the currency of the living blood.)


I do not seek such comforts this morning.
It is the violence of genesis I’m after: the waters
breaking, the mess of afterbirth, the first sounds
garbled out into the weak daybreak. I begin to walk.
With each step the years dissolve. I strip back self
layer by layer till there is little left:
this crawling in a bird’s nest, the mysterious
writings on the underside of a stone,
the windswept syllable of the moon.
The word forms again on my lips. Reykjavik.


The place is named. I return to where I began.
A window.  A desk.  A piece of paper and pen.
The night huddles against the pane,
I all alone in my hidden den.


Noel Duffy, On Light & Carbon, Ward Wood Publishing, 2013.