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viernes, 30 de octubre de 2015

Brendan Behan: un poema y una canción







Estatua de Brendan Behan que se encuentra cerca de la  prisión de Mountjoy donde  cumplió  su condena.


Brendan Behan, autor de la célebre frase:  

"Cuando volvía a Dublín fui sentenciado a muerte en mi ausencia, así que dije que me podían fusilar en mi ausencia", nació en Dublín en 1923 en el seno de una familia de clase obrera, culta y republicana. La vida de los Behan se movía entre la cultura y una continua militancia política, así que Brendan experimentó el patriotismo desde la misma cuna: su padre Stephen había luchado en la guerra de independencia y su madre Kathleen era amiga personal deMichael Collins. Su tío Peadar Kearney es el autor de la letra de La canción del soldado (Soldier’s Song / Amhrán na bhFiann), el himno nacional irlandés. 

La primera vez que Brendan Behan vio a su padre, fue a través de las rejas de una celda. A poco de haber nacido, el niño fue llevado a la cárcel donde Stephen Behan, ya en ese entonces  veterano republicano, estaba detenido como consecuencia de la guerra civil. Dos décadas después, el propio hijo estaría en la cárcel como preso republicano.


Brendan se incorporó a la organización juvenil del IRA, en cuya revista Fianna: the Voice of Young Ireland publicó sus primeros poemas, A los 16 años se embarcó para Inglaterra en una misión en solitario, no autorizada por el IRA, que pretendía volar el puerto de Liverpool. Fue arrestado por posesión de explosivos y condenado a tres años en un reformatorio.
En 1942 fue juzgado por el intento de asesinato de dos policías y condenado a 14 años de prisión aunque quedó libre gracias a la amnistía de 1946. Fue entonces cuando con 23 años, Behan abandonó su militancia en el IRA, donde mantendría sin embargo buenos amigos.

Las experiencias de la prisión fueron la principal fuente de inspiración de su obra literaria compuesta por piezas teatrales, relatos cortos y poesía en irlandés. Durante los años 50 vivió en París, una época en la que ya bebía en exceso.
Aquí uno de sus poemas:

Uaigneas

Blas sméara dubh'
tréis báisteach
ar bharr an tsléibhe.

I drost an phriosúin
feadail fhuar na traenachl.
      Cogar gáire beirt leannán
      don aonarán.


El gusto de las moras
luego de la lluvia
en las colinas.

En el silencio de la prisión 
el frío silbido del tren.
    El susurro de los amantes felices
    para el que está solo.



De regreso a Irlanda colaboró con varios periódicos y emisoras de radio. También consiguió reputación de bebedor empedernido y amigo de juergas con otros literatos de su tiempo.
En 1954 se produce la aparición de la obra The Quare Fellow, su mayor éxito (más tarde traducido al español como “Vísperas de ejecución”). Con unos diálogos vivos y satíricos narra las vicisitudes de la vida carcelaria en las horas que preceden a una ejecución. Desarrolla una reflexión sobre la situación de los reclusos y sus emociones, con una frecuente evocación de la vida irlandesa. Tras su estreno en Dublín se representó en Londres, donde cosechó un éxito al que contribuyó la aparición del autor, completamente borracho, en un programa de televisión. Cuando la obra llegó a Broadway, Behan había obtenido el reconocimiento internacional.

En 1957 escribió en irlandés “An Giall” (el rehén), donde cuenta la detención por el IRA de un soldado británico como represalia ante la ejecución programada de un voluntario del IRA apresado en Irlanda del Norte. La historia habla del coste humano de la guerra y es una denuncia en la que entre elementos trágicos y grotescos habla de los ideales patrióticos por los que él mismo había luchado en su juventud. Al año siguiente el propio Behan escribiría la traducción al inglés, The Hostage.
En 1958 publica Borstal Boy, novela autobiográfica en la que describe sus años de formación, las experiencias vividas en cárceles y reformatorios y sus actividades con el IRA. Emerge una voz original en la literatura irlandesa con su lenguaje a la vez amargo y delicado. 


The Auld Triangle, la canción
The Auld Triangle, también conocida como The Banks of Royal Canal  fue escrita hacia 1954 por Beham como parte de la introducción a su obra de teatro The Quare Fellow 
Dado el éxito de la obra, la canción cobró vida propia hasta convertirse en un himno irlandés moderno, siendo interpretado no ya por algunos, sino por muchísimos cantantes y grupos irlandeses, desde The Dubliners y The Pogues hasta los Dropkick Murphys, sin olvidar una versión del propio Bob Dylan




Ésta es una de las muchas versiones que he encontrado:

The Auld Triangle
LYRICS
A hungry feeling
Came over me stealing
And the mice were squealing
In my prison cell
And that auld triangle went jingle-jangle
All along the banks of the Royal Canal
To begin the morning
 the warden bawling
“Get up out of bed, boy!
And Clean up your cell!”
And that auld triangle went jingle-jangle
All along the banks of the Royal Canal
On a fine Spring evening
As the lag lay dreaming
And the sea-gulls wheeling
High above the wall
Oh! the day was dying
And the wind was sighing
As he lay there crying
In his prison cell
And that auld triangle went jingle-jangle
All along the banks of the Royal Canal
Oh! the screw was peeping
And the lag was sleeping
As he lay there weeping
For his poor gal
And that auld triangle went jingle-jangle
All along the banks of the Royal Canal
In the female prison
There are seventy women
And I wish it was with them
That I did dwell
And the auld triangle went jingle-jangle ..


LETRA en español:

El viejo triángulo

Una sensación de hambre
vino a apoderarse de mí
y los ratones chillaban
en mi celda de la prisión
Y el sonido de ese viejo triángulo
tintineando
a lo largo de las orillas del Canal Real.
Al comenzar el día,
el carcelero gritando
¡levántate de la cama, chico
y limpia tu celda!
Y el sonido de ese viejo triángulo
tintineando
a lo largo de las orillas del Canal Real.
En una hermosa tarde de primavera,
el preso soñaba
mientras las gaviotas revoloteaban
sobre el muro, en lo alto
Oh, el día moría
y el viento suspiraba
mientras el preso tumbado lloraba
en su celda de la prisión
Y el sonido de ese viejo triángulo
tintineando
a lo largo de las orillas del Canal Real.
El carcelero miraba furtivamente
al recluso que tumbado lloraba
en sueños
por su pobre chica
Y el sonido de ese viejo triángulo
tintineando
a lo largo de las orillas del Canal Real.
En la prisión femenina
hay setenta mujeres
Ojalá pudiera
morar entre ellas
Y el sonido de ese viejo triángulo
tintineando
a lo largo de las orillas del Canal Real.

Traducción: Marina Kohon

Su familia (su mujer Beatrice, con la que se casó en 1955, y su hija Blanaid, nacida en 1963) no pudo impedir que continuara bebiendo. El 20 de marzo de 1964, a los 41 años, Brendan Behan murió en el hospital Meath, en Dublín, debido a una cirrosis hepática.. Fue enterrado en el Cementerio de Glasnevin, donde recibió honores por parte del IRA.

Fuentes:
La Invención de Irlanda, Declan Kiberd, Adriana Hidalgo Editora, 2006.
 http://www.hermanotemblon.com/brendan-behan-y-la-cancion-del-prisionero/



sábado, 24 de octubre de 2015

William Butler Yeats: Dos poemas










Él desea las telas del cielo


Si yo tuviera las telas bordadas del cielo
forjadas  con luz de oro y plata,
las azules y las tenues  y oscuras telas
de la noche y  de la luz  y penumbra,
extendería las telas bajo tus pies:
pero al ser pobre, sólo tengo mis sueños;
he extendido mis sueños bajo tus pies;
pisa suavemente porque pisas mis sueños.





Cuando seas vieja


Cuando seas vieja y gris y llena de sueño,
y cabeceando  hacia el fuego, tomes este libro,
y lentamente leas, y  sueñes  con la mirada suave
que tus ojos tenían  y sus profundas sombras;

cuántos amaron tus momentos de alegre gracia,
Y amaron tu belleza con amor falso o verdadero,
pero un hombre amó tu alma peregrina,
y amó las penas de su rostro cambiante;

e inclinándote hacia los leños  encendidos,
murmures, un poco triste, cómo el Amor huyó
y  se deslizó por sobre las montañas elevadas
y escondió su rostro entre  una  multitud de estrellas.



The Collected Poems of W. B. Yeats (1989)
Versión: Marina Kohon

 

He Wishes for the Cloths of Heaven


Had I the heavens’ embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half-light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams



When You Are Old


When you are old and grey and full of sleep,
And nodding by the fire, take down this book,
And slowly read, and dream of the soft look
Your eyes had once, and of their shadows deep;


How many loved your moments of glad grace,
And loved your beauty with love false or true,
But one man loved the pilgrim soul in you,
And loved the sorrows of your changing face;


And bending down beside the glowing bars,
Murmur, a little sadly, how Love fled
And paced upon the mountains overhead
And hid his face amid a crowd of stars.





martes, 20 de octubre de 2015

C. S. Lewis: La Experiencia de Leer













La Experiencia de Leer (extracto)


En este ensayo propongo un experimento. La función tradicional de la crítica literaria consiste en juzgar libros. Todos los juicios sobre la forma en que las personas leen los libros son un corolario de sus juicios sobre estos últimos. El mal gusto es, digamos, por definición, el gusto por los malos libros. Lo que me interesa es ver qué sucede si invertimos el procedimiento. Partamos de una distinción entre lectores, o entre tipos de lectura, y sobre esa base distingamos, luego, entre libros. Tratemos de ver hasta qué punto sería razonable definir un buen libro como un libro leído de determinada manera, y un mal libro como un libro leído de otra manera.
Creo que vale la pena intentarlo porque, en mi opinión, el procedimiento normal entraña casi siempre una consecuencia incorrecta. Si decimos que a A le gustan las revistas femeninas y a B le gusta Dante, parece que gustar signifique lo mismo en ambos casos: que se trate de una misma actividad aplicada a objetivos diferentes. Ahora bien: por lo que he podido observar, al menos en general, esta conclusión es falsa.
Ya en nuestra época de escolares, algunos de nosotros empezamos a reaccionar de determinada manera ante la buena literatura. Otros, la mayoría, leían, en la escuela, The Captain, y, en sus casas, efímeras novelas que encontraban en la biblioteca circulante. Sin embargo, ya entonces era evidente que la mayoría no «gustaba» de su dieta igual que nosotros de la nuestra. Y sigue siendo así. Las diferencias saltan a la vista.
En primer lugar, la mayoría nunca lee algo dos veces. El signo inequívoco de que alguien carece de sensibilidad literaria consiste en que, para él, la frase «Ya lo he leído» es un argumento inapelable contra la lectura de un determinado libro. Todos hemos conocido casos de mujeres cuyo recuerdo de determinada novela era tan vago que debían hojearla durante media hora en la biblioteca para poder estar seguras de haberla leído. Pero una vez alcanzada esa certeza, la novela quedaba descartada de inmediato. Para ellas, estaba muerta, como una cerilla quemada, un billete de tren utilizado o el periódico del día anterior: ya la habían usado. En cambio, quienes gustan de las grandes obras leen un mismo libro diez, veinte o treinta veces a lo largo de su vida.
En segundo lugar, aunque dentro de esa mayoría existan lectores habituales, éstos no aprecian particularmente la lectura. Sólo recurren a ella en última instancia. La abandonan con presteza tan pronto como descubren otra manera de pasar el tiempo. La reservan para los viajes en tren, para las enfermedades, para los raros momentos de obligada soledad, o para la actividad que consiste en «leer algo para conciliar el sueño». A veces la combinan con una conversación sobre cualquier otro tema, o con la audición de la radio. En cambio, las personas con sensibilidad literaria siempre están buscando tiempo y silencio para entregarse a la lectura, y concentran en ella toda su atención. Si, aunque sólo sea por unos días, esa lectura atenta y sin perturbaciones les es vedada, se sienten empobrecidos.
En tercer lugar, para esta clase de personas, la primera lectura de una obra literaria suele ser una experiencia tan trascendental que sólo admite comparación con las experiencias del amor, la religión o el duelo. Su conciencia sufre un cambio muy profundo. Ya no son los mismos. En cambio, los otros lectores no parecen experimentar nada semejante. Cuando han concluido la lectura de un cuento o una novela, a lo sumo no parece que les haya sucedido algo más que eso.
Por último, y como resultado natural de sus diferentes maneras de leer, la minoría conserva un recuerdo constante y destacado de lo que ha leído, mientras que la mayoría no vuelve a pensar en ello. En el primer caso, a los lectores les gusta repetir, cuando están solos, sus versos y estrofas preferidos. Los episodios y personajes de los libros les proporcionan una especie de iconografía de la que se valen para interpretar o resumir sus propias experiencias. Suelen dedicar bastante tiempo a comentar con otros sus lecturas. En cambio, los otros lectores rara vez piensan en los libros que han leído o hablan sobre ellos.
Parece evidente que, si se expresaran con claridad y serenidad, no nos reprocharían que tengamos un gusto equivocado sino, sencillamente, que armemos tanta alharaca por los libros. Lo que para nosotros constituye un ingrediente fundamental de nuestro bienestar sólo tiene para ellos un valor secundario. Por tanto, limitarse a decir que a ellos les gusta una cosa y a nosotros otra, equivale casi a dejar de lado lo más importante. Si la palabra correcta para designar lo que ellos hacen con los libros es gustar, entonces hay que encontrar otra palabra para designar lo que hacemos nosotros. O, a la inversa, si nosotros gustamos de nuestro tipo de libros, entonces no debe decirse que ellos gusten de libro alguno. Si la minoría tiene «buen gusto», entonces deberíamos decir que no hay «mal gusto»: porque la inclinación de la mayoría hacia el tipo de libros que prefiere es algo diferente; algo que, si la palabra se utilizara en forma unívoca, no debería llamarse gusto en modo alguno.
Aunque me ocuparé casi exclusivamente de literatura, conviene señalar que la misma diferencia de actitud existe respecto de las otras artes y de la belleza natural. Muchas personas disfrutan con la música popular de una manera que es compatible con tararear la tonada, marcar el ritmo con el pie, hablar y comer. Y cuando la canción popular ha pasado de moda, ya no la disfrutan. La reacción de quienes disfrutan con Bach es totalmente diferente. Algunas personas compran cuadros porque, sin ellos, las paredes «parecen tan desnudas»; y, a la semana de estar en casa, esos cuadros se vuelven prácticamente invisibles para ellas. En cambio, hay una minoría que se nutre de un gran cuadro durante años. En cuanto a la naturaleza, la mayoría «gusta de una bonita vista, como cualquier persona». Les parece muy bien. Pero tomar en cuenta el paisaje para elegir, por ejemplo, un sitio de vacaciones —darle la misma importancia que a otras cosas tan serias como el lujo del hotel, la excelencia del campo de golf y lo soleado del clima—, eso ya les parece rebuscado. No parar de hablar de él, como Wordsworth, ya sería un disparate.




C. S. Lewis, Belfast 1898- 1963
La Experiencia de Leer, 1961, Alba editorial





lunes, 12 de octubre de 2015

Philip Larkin: La Importancia de Otro Lugar










LA IMPORTANCIA DE OTRO LUGAR
Cuando estaba solo en Irlanda, puesto que no era mi país,
era lógico ser forastero. El salobre rechazo del habla,
que tanto insistía en la diferencia, se me hacía acogedor:
una vez eso quedó constatado, conseguimos comunicarnos.
El viento en las calles, enfiladas hacia las colinas, el suave
olor arcaico de los muelles, como un establo,
los gritos de los vendedores de arenques en la lejanía,
me hicieron sentir distinto, pero no me anularon.
Vivir en Inglaterra eliminaba esa excusa:
estas son mis costumbres y mis instituciones
y sería mucho más grave rechazarlas.
Aquí no hay ese otro lugar que avale mi existencia.




Philip Larkin.
Las bodas de Pentecostés.
Traducción y prólogo de Damián Alou.
Lumen. Barcelona, 2007.





The Importance Of Elsewhere
Lonely in Ireland, since it was not home,
Strangeness made sense. The salt rebuff of speech,
Insisting so on difference, made me welcome:
Once that was recognised, we were in touch

Their draughty streets, end-on to hills, the faint
Archaic smell of dockland, like a stable,
The herring-hawker's cry, dwindling, went
To prove me separate, not unworkable.

Living in England has no such excuse:
These are my customs and establishments
It would be much more serious to refuse.
Here no elsewhere underwrites my existence.



viernes, 9 de octubre de 2015

Enrique Vila-Matas: Dos extractos de Dublinesca








"-Ya veo que no tienes planes- dice su madre.
    Golpeado en su amor propio, permite que Dublín acuda en su auxilio. Se acuerda del extraño y asombroso sueño que tuvo en el hospital cuando cayó gravemente enfermo hace dos años: un largo paseo por las calles de la capital irlandesa, cuidad en la que no ha estado nunca, pero que en el sueño conocía perfectamente, como si hubiera vivido allí otra vida. Nada le asombró tanto como la extraordinaria precisión de los múltiples detalles. ¿Eran detalles del Dublín real, o simplemente parecían verdaderos a causa de la intensidad inigualable del sueño? Cuando despertó, seguía sin saber nada de Dublín, pero tenía la extraña certeza absoluta de haber estado paseando por las calles de esa ciudad durante largo rato y le resultaba imposible olvidar el único momento difícil del sueño, aquel en el que la realidad se volvía extraña y conmovedora: el instante en el que su mujer descubría que él había vuelto a beber, allí, en un bar de Dublín. Se trataba de un momento duro, intenso como ningún otro dentro de aquel sueño. A la salida del pub Coxwold, sorprendido por Celia en su indeseada nueva incursión alcohólica, se abrazaba conmovido a ella, y terminaban llorando los dos, sentados en el suelo de una acera de un callejón de Dublín. Lágrimas para la situación más desconsolada que hasta aquel día había vivido en un sueño.
    -Dios mío, ¿por qué regresaste a la bebida?- decía Celia.
    Momento duro, pero también raro, relacionado tal vez con el hecho de haberse recuperado del colapso físico y haber vuelto a nacer. Momento duro y extraño, como si hubiera un signo oculto y portador de algún mensaje detrás de aquel patético llanto de los dos. momento singular por lo especialmente intensa que se volvía la intensidad misma del sueño en ese tramo -una intensidad que sólo había conocido anteriormente en ciertas ocasiones, de un modo recurrente, había soñado que era felíz porque estaba en el centro del mundo, porque estaba en Nueva York- y porque de golpe, casi brutalmente, sentía que estaba ligado a Celia más allá de esta vida, un sentimiento intransmisible e indemostrable, pero tan fuerte y tan personal como verdadero. Momento que fue como una punzada, como si por primera vez en su vida sintiera que estaba vivo. Momento muy delicado, porque le pareció que contenía en sí mismo -como si el soplo de aquel sueño procediera de otra mente- un mensaje oculto que le situaba a un solo paso de una gran revelación.
    -Mañana podríamos ir a Cork -le decía Celia.
     Y ahí acababa todo. Como si la revelación estuviera esperando en la ciudad portuaria de Cork, al sur de Irlanda.
      ¿Qué revelación?
     Su madre carraspea impaciente al ver que su hijo está tan pensativo. Y Riba ahora teme que lea su pensamiento -siempre ha sospechado que, por tratarse de su madre, lo lee perfectamente- y descubra que su pobre hijo está predestinado a volver a entregarse a la bebida.



La realidad sabe escabullirse perfectamente detrás de una sucesión infinita de pasos, de niveles de percepción, de falsos sondeos. A la larga, la realidad resulta inextinguible, inalcanzable. Aunque sea a tanta distancia, por fin vi algo de Dublín, lo vi desde lo alto de estos acantilados que se adentran en el mar. Grupos de aves reposan sobre las aguas. La tristeza fascinante del lugar parece acentuarse con la visión de esas escuadras de pájaros sonámbulos, en pleno día, y es como si el vacío se anudara con la honda tristeza y ésta de vez en cuando cobrara voz con el chillido de alguna gaviota.
Trataré de poner en pie y mejorar mi mustia vida de editor retirado. Pero algo se ha desfondado por completo en el cuarto. Alguien se ha ido. O se ha borrado. Alguien, quizá imprescindible, ya no está. Alguien se ríe a solas en otra parte. Y la lluvia se estrella cada vez con más delirante fuerza sobre los cristales y también sobre el aire vacío y sobre el hondo aire azul y sobre lo que está en ninguna parte y es interminable. 
"




Enrique Vila-Matas, Dublinesca, Seix Barral, 2010, 






miércoles, 7 de octubre de 2015

Símbolos Celtas: 2da entrega. la Cruz Celta, el Árbol de la Vida, el Hombre Verde, el Arpa.

La Cruz Celta


La cruz Celta es un símbolo de cultura y fe. Se desconoce su origen verdadero, pero al respecto existen muchas teorías y leyendas.



Celtic Cross – symbol of faith and culture




Una leyenda Cristiana afirma que la primera cruz celta
fue formada por San Patricio al acercar el cristianismo a los druidas.
Los druidas veneraban un círculo de piedra, San Patricio al darse cuenta
de la importancia de esta piedra, dibujó una gran cruz 
en medio de ella para que la bendijeran.
Desde entonces, las dos culturas juntaron sus
símbolos para formar la cruz celta. La cruz
representa el Cristianismo y el círculo es 
la representación celta de la eternidad, sin 
principio ni final.


Celtic Cross – symbol of faith and culture

Sin embargo, existen muchos significados alrededor
de esta cruz.  Algunos afirman que la cruz representa
los cuatro puntos cardinales, o los cuatro elementos:
tierra, fuego, agua y aire.




Celtic Cross – symbol of faith and culture
Muiredach Cross



Esto significa que el símbolo de la cruz es anterior al cristianismo y de hecho, éste aparece en varias culturas antiguas como los que se han encontrado tallados en varias cuevas que datan de la Era de Piedra.

Antes que el Cristianismo llegara a Irlanda, el pueblo adoraba a un número de dioses distintos. Uno de ellos era Taranis, Dios del Trueno, quien era usualmente representado sosteniendo un rayo en una mano y una rueda en la otra.
Durante la Era de Bronce la rueda fue usada en monedas y en joyas. Usualmente tenía cuatro rayos y se la conocía como la Rueda del Sol. Los dos símbolos son muy similares, por lo que la Cruz del Sol podría haber evolucinado en la Cruz Celta con el tiempo.




Celtic Cross – symbol of faith and culture




Los orígenes de la cruz celta pueden ser paganos pero el Cristianismo lo apropió. Las cruces se usaron en los manuscritos sagrados.
La mayoría de la gente que usa la Cruz Celta hoy en día son Cristianos, pero también muchos la usan como símbolo de su herencia Irlandesa (o Escocesa, o Galesa).




Celtic Cross – symbol of faith and culture








El Árbol Celta de la Vida (Crann Bethadh)





Celtic Tree of Life (Crann Bethadh)

El Árbol Celta de la Vida es a menudo representado con ramas que llegan al cielo y raíces que se extienden dentro de  la tierra como símbolo de la creencia Druida de la estrecha unión entre el cielo y la tierra.
Los árboles tenían un lugar preponderante en la cultura celta.
Proveían refugio y comida, y calor a través de la madera.
También constituían el hogar de muchos animales.
Los Druidas solían celebrar
sus encuentros y ceremonias bajo los árboles.


Celtic Tree of Life (Crann Bethadh)
Tree of Life from the Kabbalah


Los Celtas creían que los árboles eran los ancestros del hombre y que tenían una conexión con el otro mundo. Los árboles más sagrados eran el roble, (daur en Celta), de donde proviene la palabra palabra moderna door (puerta en inglés). El roble, sería la puerta al otro mundo.



El Árbol de la Vida existe en varias culturas, religiones y mitologías, entre las que se incluyen las del Antiguo Egipto, China, Cábala y Maya.

Celtic Tree of Life (Crann Bethadh)
Ogham Stone







Tallados  Neolíticos de árboles han sido encontrados en cuevas del norte de Inglaterra. El significado del árbol para todas las culturas es el mismo: el ciclo de la vida y las interconexiones de la toda la creación.
Las religiones como el Cristianismo y el Judaísmo ven el árbol de la vida como símbolo de la pureza y de la sabiduría. Los Celtas, bajo esos mismos códigos basaron su alfabeto Ogham, nombrando a cada letra como a uno de sus árboles sagrados, así, éstos impartirían sabiduría a quienes leían los símbolos. Los Celtas le atribuían al árbol de la vida las cualidades de sabiduría, longevidad y fuerza.





El Hombre Verde- símbolo del renacer




El Hombre Verde es representado en varias culturas del mundo
con una cabeza de follaje.
También se lo conoce como el Hombre en el Árbol,
Derg Corra, Viridios’ y ‘Jack o’ el Verde’.
The Green Man - symbol of rebirth
Data de la época de la cultura Celta y puede ser encontrado aún en representaciones arquitectónicas antiguas alrededor de Irlanda, usualmente en edificios religiosos.

El Hombre verde representa a la exuberancia de la
vegetación, la venida de la primavera y verano. Es un
símbolo del renacer y de la relación entre la naturaleza
y el hombre.
Aparece en distintos personajes en varias mitologías.
Como las plantas y la vegetación son vitales para la vida en
la tierra, tiene sentido que cada cultura tenga una deidad dedicada a ellas. En la mitología Celta esta deidad sería Cernunnos, el dios enastado, y también Viridios el dios del verdor.
Algunos historiadores creen que la cabeza humana tenía particular importancia
para los Celtas, porque contenía el alma. De hecho, los Celtas
solían tomar las cabezas de sus enemigos como trofeos de batalla.




The Green Man - symbol of rebirth
Carving of the Green Man


En tiempos modernos el Hombre Verde está asociado a causas mediambientales y su dibujo  ha sido usado como logo en proyectos eco-sustentables, como ecocasas, diseño de paisajes y energía reusable.
Hay también varios festivales de música al aire libre que toman el nombre del Hombre Verde, donde se combinan la música, el arte, el folklore y el cuidado del medioambiente.




El Arpa- emblema nacional de Irlanda




El arpa es uno de los  instrumentos musicales más antiguos del mundo
y también el emblema nacional de Irlanda.
Se cree que el arpa fue introducida en la Europa pre-Cristiana por los
Fenicios que a su vez la trajeron de Egipto como una mercadería
de intercambio, Las arpas más antiguas que aún perduran
datan del siglo XV, aunque este instrumento ha sido un emblema
importante de Irlanda desde el siglo X.


The harp – national emblem of Ireland
En la época de los antiguos líderes, los arpistas eran
altamente apreciados. Las historias solían contarse
con la música del arpa y acompañaban el espíritu
del país. Los arpistas solían viajar por Irlanda
tocando sus canciones folclóricas y contando
sus historias para el público.
El más famoso entre ellos, fue Turlough O’Carolan, que
estaba ciego y cuyas composiciones son aún
hoy en día populares a través de grupos musicales
actuales como los Chieftains y Planxty.






Michael Rooney toca el arpa: Música tradicional Irlandesa  











The harp – national emblem of Ireland
Esta es  Queen Mary Harp que se encuentra en el Museo Nacional de Escocia. Es una de las tres arpas Celtas medievales que se conservan actualmente. Las restantes están en Trinity College  en Dublín y en Lamont en Escocia. 







En el siglo XVI  la Corona Británica veía en la música del arpa tal amenaza que decidió quebrar el espíritu Irlandés ordenando quemar todos estos instrumentos y ejecutando a los arpistas.  Fue doscientos años después que pudo la música del arpa ser disfrutada nuevamente en Irlanda.
En 1792, se organizó un festival para tratar de revivir esta tradición y sólo 10 arpistas se presentaron.



Hoy en día la imagen del arpa es un símbolo de Irlanda tan reconocido como el trébol. Aparece en las monedas Irlandesas  y es el logo de Guinness, para muchos la bebida nacional de Irlanda. 






Fuente:
http://ireland-calling.com/celtic-symbols/
Traducción y corrección: Marina Kohon